mi valía como persona no depende de mi físico o de mis conductas con la comida
Yo
admito claramente que soy distinto a los demás. Lo noto en mis comportamientos,
en mis pensamientos obsesivos con la comida, y con mis problemas de salud
física. Para nada me cuesta admitir que soy un enfermo, por que lo vivo y lo
siento día a día.
Ya
no me planteo el absolutismo de la enfermedad. Se que estoy enfermo hoy. Mañana
no me preocupa, y ayer ya paso. Lo vivo así por las compañeras que he visto
morir de un día para otro sin previo aviso. La enfermedad que yo tengo es asi
de cruel. Un día se te cruzan los cables y adiós. Así que lo del solo por hoy,
no solo para mi es no plantearme mi
vida, ni el mañana, si no disfrutar del ahora todo lo que pueda, sin hacerme
daño, claro esta.
Tampoco
me planteo ya las posibilidades de la curación definitiva, o la naturaleza de
la recuperación. Me basta con vivir hoy fuera de la obsesión por la comida. Con
no darme un atracón hoy, ya me es suficiente. No me planteo planes de adelgazamiento a largo
plazo, no me planteo cambios personales, por que se que se me van a escapar.
Por supuesto que tengo sueños y ganas de hacer cosas, pero no me obsesiono con
ellos. Ahora veo que puedo hacer hoy para eso, lo hago y me olvido de ello
hasta mañana. Procuro mejorar dia a dia un poquito, en vez de centrarme en el
horizonte lejano. Pero mi enfermedad es astuta, se cierra un frente y se abre
otro. Fluye como el agua y busca las grietas por las que colarse.
Mi
rutina es extremadamente sensible a los cambios. Pido continuamente una abstinencia
duradera, solida, limpia y resistente a los cambios e imprevistos del dia a
dia, por que yo solo no puedo lograrlo.
Tengo
que vigilarme mucho con la comida, por que me engaño mucho y es traicionera.
Puedo haber eliminado la conducta compulsiva de los atracones en supermercados
con tarjeta de crédito, pero surgen otras muchas conductas compulsivas en las
que se expresa mi gula que me he de vigilar. Por ejemplo empezar a comer mucho
fuera por trabajo o por pereza. Cuando renuncio a una conducta compulsiva con
la comida, surge otra, y asi vivo renunciando una a una, un dia cada vez,
mejorando, esperando llegar con ayuda al punto en que la recuperación pese mas
que la enfermedad.
Ahora
trato de no plantearme siquiera si estoy abstinente o no, por que no lo se. No
me peso siquiera. Trato de no castigarme ni medirme, por que es peor para mi. Estoy
disociando mi valía como persona de mi físico o de mis conductas con la comida.
Etiquetas: abstinencia, segundo paso