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domingo, febrero 25, 2007

Tercer paso - FINALIZADO

Tercer paso:

"Decidimos poner nuestra voluntad y nuestras vidas al cuidado de Dios tal y como nosotros lo concebimos."

Cuando un alimento, una tentación, me genera dudas, y la perspectiva de su consumo me genera tal paranoia mental y malestar, la respuesta correcta es no consumirlo. Ante estas situaciones de fuerte tentación he dejado los alimentos en concreto en el supermercado, los he ignorado, o he escogidos otros mejores para mí. Si era una situación social y los alimentos eran de otra persona, los he ofrecido a otra persona para que los terminara, o me he ido de la reunión.

No culpo a otras personas por traer esa comida, el problema es mió, no suyo. Soy yo el que soy una persona con un problema con la comida. Admitirlo y ser honesto es parte del proceso.

He aprendido que puedo comer en restaurantes si estoy sereno y fuerte, por que mis elecciones serán las correctas. Pero que si hay algo que me intranquiliza y me quita la serenidad, lo mejor es no comer fuera. Por que al comer fuera no puedo decidir cantidades ni alimentos en menor grado, y puede haber platos que lleven harina. Y me expongo a los postres. Comer fuera es un peligro que puedo correr de manera calculada, es un riesgo calculado. No puedo repetir mucho el comer fuera por que es jugar con fuego.

En estas elecciones, en esta intuición, es donde se manifiesta mi poder superior.

También en las elecciones que hago en mi vida diaria. Cuando prefiero dedicar cierto tiempo a Oa, a mantener una relación sana con la comida, que a divertirme. También intento construir a mí alrededor un ambiente sano manteniendo lejos las tentaciones, pero teniendo siempre en cuenta que están ahí, quiera o no quiera, y que es mi elección no comerlas.

He elegido no hacerme daño con la comida, por que la comida me destruye, me anula como persona y hace mi vida insoportable. Con estas nuevas elecciones, elijo una nueva forma de vida libre de la comida, elijo vivir. Cuando alguien me ofrece comida peligrosa para mí, la rechazo y explico mis razones para no comerlo. No espero que comprendan que soy comedor compulsivo, pero si explico como la comida hizo estragos en mi vida en el pasado.

Así que resumiendo, el plan de emergencias del tercer paso ante las tentaciones de la enfermedad es:

-no consumir aquellos alimentos dudosos, o que me generen malestar.

-no excederme en mis salidas a comer.

-dedicar tiempo a mantener una relación sana con la comida por encima de otras cosas. Estar bien con la comida es una prioridad en mi vida, por encima del ocio o del trabajo.

-si un ambiente o una tentación es demasiado para mi, me alejo para tranquilizarme.

En cuanto a las emociones, cuido de mi mismo. Intento tratar a los demás de la mejor forma posible y no hacer daño a nadie, por que eso se volvería contra mí. Me alejo de las personas que me hacen daño. Y no me pongo en situaciones comprometidas que me llevarían a un desbarajuste emocional. El objetivo es mantener un control sobre mis emociones, y mantenerme sereno de tal manera que mis emociones no me sobrepasen y huya a la comida para mitigar el dolor de mi vida.

He aprendido que tengo derecho a sentir emociones y que no debo controlarlas. No se tratar de controlar mis emociones y no sentir nada. Si no de intentar que no haya malas emociones en mí, pero saber que a veces tengo derecho a estar mal por que soy humano. Y que cuando este mal, que muchas veces es inevitable, estaré mal y necesitare un tiempo de retiro, o hacer cosas que me animen, pero jamás comer. Comer no me ayudara. Si dicha emoción negativa surge de un problema, poner en orden este problema puede ayudar, pero el obsesionarse con el no. Haré todo lo que sea posible, pero cuando lo haya hecho dejare que siga por si solo y no seré controlador hasta el extremo. Tendré fe y esperanza en que se solucione. Diferenciare, ante un problema, que puedo hacer, y que no. Haré lo que pueda y luego esperare a que se solucione.

Tercer Paso:



"Decidimos poner nuestra voluntad y nuestra vida al cuidado de Dios como nosotros lo concebimos"


Se dice que los tres primeros pasos del programa de Comedores Compulsivos Anónimos son fáciles; "yo no puedo, Dios si puede, mejor se lo dejo a Dios."

Esto es soltar riendas, admitir que yo no puedo controlar todo y a todos los sucesos personas, que pasan o están a mi alrededor. Si lo intento no voy a poder, me voy a frustrar y me generara un dolor tal que me llevara a comer. No puedo controlar mi vida, no puedo controlar las cosas que me pasan, no puedo controlar a otras personas. Todo eso esta en manos de dios, que se manifiesta en las sutiles coincidencias que me van ocurriendo y que en conjunto configuran mi vida.

En el primer paso, llegamos a convencernos de que éramos incapaces de controlar nuestra forma de comer y vivir por nuestra sola voluntad. En el segundo paso, añadimos a esta aceptación de nuestra total impotencia, una fe recién descubierta, que nos hacia creer en Dios, que podía liberarnos de la obsesión por la comida y devolvernos la cordura en todas las áreas de la vida.

Soy impotente ante la comida y ante mi vida, yo solo hago mi parte, y espero los resultados que dios me va a dar a través de mi vida, y estaré agradecido de los resultados. Si son buenos, por que son buenos, y si son malos, por que son oportunidades para crecer como persona ante la resolución de la crisis.

Es imposible aceptar el Tercer Paso antes de haber aceptado los dos primeros. Una vez que hemos llegado a creer que existe una solución, el Tercer Paso es sencillo. Si queremos vivir libres de la fatal enfermedad de la comida compulsiva, aceptaremos sin reservas la ayuda de Dios. Le decimos "Si" a Dios, y de ahora en adelante, decidimos aceptar esta guía espiritual en cada una de nuestras decisiones. Dense cuenta que hemos dicho que este paso es sencillo; no hemos dicho que es fácil. No es fácil porque, para cada uno de nosotros, esta decisión significa que de ahora en adelante debamos adoptar una nueva y poco familiar manera de pensar y actuar en la vida. A partir de ahora, soltaremos nuestras ideas preconcebidas acerca de lo que nos conviene.

Para mi aceptar a Dios significa que ya no soy yo quien decido lo mejor para mi. Mi libre albedrío esta infectado por la enfermedad, y si me dejo, me llevara a vivir mal y a destruirme con la comida, como ya hice en el pasado. Así pues necesito otra guía, una guía espiritual que me de calma, paz y serenidad. Se lo dejo a dios. Necesito estar en comunión con su inmensidad, necesito la fortaleza que me da ante las tentaciones y ante el vivir haciéndome daño, para así compartir su fuerza y poder vivir inmerso en esta vida de locos pero siendo mi propia isla de recuperación que no necesita adicciones para vivir.

Cuando tengamos que enfrentar decisiones, buscaremos la guía de Dios y cuando esta guía nos llegue, entonces actuaremos.

Cuando tengo decisiones importantes que tomar, hago listados de posibilidades, con pros y contras. Así con una visión en conjunto me viene la opción mas correcta por instinto. Otras veces, ante tanta opción simplemente no hago nada, y dejo que dios, a través de las manifestaciones de mi vida, escoja por mí. Espero una señal y la elección viene a mí. Ya no pierdo mi tiempo pensando horas y horas en que hacer. Se que dios tiene reservado lo mejor para mi. Lo que necesito o para ser recompensado o para crecer como persona ante la adversidad.

Y con mi futuro igual. Ya no tomo decisiones de donde, cuando y como va a ser mi vida dentro de x años. Eso no lo se, se lo dejo a dios, yo solo voy a hacer mi parte, que es: cuidar de mi mismo, crecer como persona interiormente, estar abstinente, y ser un mejor profesional en mi trabajo. Así mismo no decido si mañana quiero compartir mi vida con alguien o no, eso no esta en mi mano. Yo solo puedo centrarme en mí, en mejorar, en ser una persona digna de amar y entonces, esa persona vendrá a mí sin yo buscarla.

Nuestra nueva vida comienza con la disposición para adoptar una actitud totalmente nueva hacia el control del peso, la imagen corporal, y la comida. Nuestro programa de Doce Pasos, es el punto más importante en el que Comedores Compulsivos Anónimos difiere de los programas de dietas para perder peso que intentamos en el pasado. Nos dieron dietas a seguir y se nos hizo responsable de adherirnos a ellas. En CCA no nos dan dietas. Perder peso no es nuestra única meta, y aceptamos que aun un "cuerpo perfecto" (si es que pudiera haberlo) no nos haría felices. Nuestro principal propósito, es abstenernos de comer compulsivamente, y ahora ya sabemos que, para hacerlo, necesitamos ayuda.

Hacer dieta no es suficiente. Diría que es hasta peligroso. A cada periodo de dieta, sigue uno de ansia de comer. Cada cosa que se prohíbe luego es mas deseada, es ley de vida. La atracción de lo prohibido, la tentación. Así pues, en mi mismo, como cada periodo de “dieta”, de comer poco, ha sido seguido por un periodo de comer mucho, y luego otro de comer poco por arrepentimiento. El efecto yoyo. El subir y bajar de kilos. Los extremos. Lo viví acelerado en fases de días.

Oa me ha ayudado a encontrar un punto medio en mi manera de comer. A normalizar mis hábitos. A despreocuparme del peso y la comida durante el 99% del tiempo de mi vida, a convertir mi peso y mi físico de una obsesión a un simple asunto mas del que me ocupo como otros tantos en mi vida.

Pero lo más importante es que me ha hecho ver que la comida y el peso no es lo único. Hay mucho más. Mi estado emocional y espiritual. Las variaciones de kilos me alteran la cabeza. Alteran mi autoestima y me llevan de la depresión a la felicidad artificial y vuelta a la depresión. Ahora se que mi felicidad no es una meta a la que voy a llegar modificando mi físico. Se que es un estado mental que yo construyo a mi alrededor y que es mi elección mantenerme en el o no, y que la llave para llegar a este estado es disfrutar de las cosas pequeñas y sentirme vivo. En definitiva Oa y el programa me ha enseñado a ser mejor persona, a vivir más plenamente, y a aceptarme a mi mismo.

Durante ciertas temporadas, desde que nos unimos a CCA, muchos de nosotros hemos logrado experimentar, periodos de completa libertad de la obsesión de la comida y la compulsión de comer en exceso.

Cada segundo de vida que le arrancamos a la enfermedad cuenta como un tesoro, por que yo no se como voy a estar mañana. Vivo solo por hoy de la manera más plena y feliz posible, en comunión conmigo mismo, mi alma y mi poder superior. Vivo así por que quizás, mañana, no me tenga a mi mismo para poder sentir, pensar y vivir como hoy, puede que la comida y los atracones me hayan robado mi propio yo, la esencia de mi ser.

Para muchos, esta libertad llego cuando aceptamos el Tercer Paso, y decidimos dejar todo el problema en manos de Dios. De pronto, nos dimos cuenta de que, ya no pensábamos tanto acerca de la comida y el comer. Era como si un milagro nos hubiera regalado una nueva actitud hacia la comida y hacia nuestra manera de comer.

La libertad de la obsesión por la comida, el físico, las dietas, etc, es el mayor regalo que he recibido de dios y de oa. Aunque se que esta obsesión esta ahí y puede volver, la mayoría del tiempo, solo por hoy, gracias al esfuerzo y trabajo constante, vivo libre de ella.

Para la mayoría de nosotros, sin embargo, esto no duro para siempre. Gradualmente, la comida fue ganando terreno de nuevo en nuestros pensamientos. Eventualmente, llegaba de nuevo el día en que estábamos de nuevo deseando comida que no necesitábamos, y mantenernos alejados de la comida compulsiva se volvía cada vez mas difícil. Significaba esto que después de todo no habíamos aceptado en realidad el Tercer Paso?

No nos engañemos. Vivir duele. Nuestra sociedad es alienante. La presión constante del trabajo que produce stress, la presión económica sobre nuestras vidas, el consumismo que se manifiesta en el engaño de las rebajas. El no poder pagar una casa a pesar de trabajar y tener ya casi 30 años. Vivir me va a doler mientras este vivo. Y yo como adicto obsesivo compulsivo que soy, siempre que me duele tiendo a volcarme en el objeto de mi adicción para compensar el dolor con supuesto placer, en mi caso mediante la comida, la ingestión de comida en grandes cantidades.

Así pues, creo que, mientras este vivo, voy a necesitar tratamiento constante. Primero vivir de otra manera, que minimice el dolor que me produce vivir al mínimo, y luego hallar una manera de sustituir la búsqueda de placer en la comida con otro mecanismo, que yo creo que es la búsqueda de esperanza y fe.

La presión agobiante de vivir, y la comida van a estar siempre ahí. Así que voy a necesitar ayuda mientras viva, una guía para vivir mejor, para vivir en recuperación. Y ayuda para consolidar esta recuperación, por que si dejo de escuchar de esta nueva forma de vida, si dejo de vivir el programa, si vuelvo a vivir según mi voluntad y no la de dios, vuelvo a mis viejos hábitos de dolor / búsqueda de placer/ autodestrucción, y a los dos días estoy otra vez de atracones.

En algunas ocasiones así era, pero no por lo general, simplemente significaba que la luna de miel con CCA había terminado. Lo que ahora nos estaba haciendo falta era una nueva forma, una nueva manera para mantenernos abstinentes a lo largo del camino, llevar una vida sana tanto en los tiempos buenos, como en los malos. A menudo nos metíamos en problemas porque no nos dábamos cuenta de que había un cierto tipo de comida que no podíamos controlar fácilmente, y que en cambio había otras con las que si podíamos hacerlo.

No puedo controlar el no comer alimentos compulsivos solo con mi voluntad. Ni siquiera con la ayuda de otros, pidiendo a otras personas que me vigilen, que no me ofrezcan o que no traigan esa comida, por que eso seria cargar a otros con mi problema e intentar controlar lo que me rodea que es inútil. No puedo vivir huyendo así de la comida. Por que alimentos compulsivos va a haber siempre a mí alrededor. Soy yo el que tengo no desear comerlos, no necesitar esa droga. Y no puedo controlar lo que como ni la comida que hay a mi alrededor, por que mi voluntad es finita. Antes o después flaqueara. Por eso me rindo, y dejo que sea dios quien guíe, acepto su voluntad y no la mía. Dejo que me preste parte de su voluntad infinita, con fe y esperanza, y esto me da fortaleza para decir no al siguiente alimento compulsivo que me ofrezcan, o a la siguiente tentación que me venga, o a mi subconsciente enfermo diciéndome “pues ahora me tomaría x alimento”. Aprendo a no escuchar en mi interior a la enfermedad y si a escuchar a dios.

Muchos CCA han sido capaces de identificar ciertos patrones de conducta en sus hábitos alimenticios así como determinados alimentos que los arrastran hacia la compulsión de comer más. Aceptar estos hechos acerca de nosotros mismos, nos da esperanza porque, con eliminar estos comportamientos y estos alimentos de nuestra vida, experimentaremos menos forcejeos con nosotros mismos a causa de nuestra enfermedad.

En CCA, sin embargo, no hay una lista de alimentos, ni una tabla de medidas, ni: "puedo, o no puedo" para definir la abstinencia. Somos individuos con nuestras necesidades personales, y hemos descubierto que lo que puede ser saludable para uno puede ser letal para otro.

La libertad que se da en Oa me encanta. No hay nada obligado, como los médicos, endocrinos o psicólogos. El ser humano tiende a no hacer lo que se le ordena, si no lo contrario. Y a desear aun más si cabe lo prohibido y peligroso. No hay definiciones estrictas ni dogmas. Yo puedo decidir lo que esta bien para mí acerca de mi plan de comidas y mi abstinencia. Decidirlo interiormente en comunión espiritual con dios, por que mi dios no tiene que ser igual que el dios de los demás compañeros de mi grupo. Es mi propio dios a medida, es mi propia abstinencia y mi propio plan de comidas. Decidido por mí, no impuesto por nadie, decido comer así por que yo lo quiero, por que me da paz y serenidad, y por que me acerca a dios.

Algunas personas que Han venido a CCA se confunden por la ausencia de dieta. Si CCA no nos da ninguna regla para seguir, se preguntan: "Como haremos para ser guiados por el camino que nos lleva a evitar la comida compulsiva?" La decisión que hemos tomado en el Paso tres responde a esta pregunta.

Cuando llegue a oa yo ya sabía comer de una manera saludable que me permitía bajar de peso, igual que ya sabia como destruirme con la comida. Así que lo que me dio Oa fue una fuente de fuerza de voluntad superior a mí que me ha permitido ser coherente conmigo mismo y atenerme a la manera de comer que yo he decidido y aceptado como sana para mí.

Hemos descubierto que cuando abandonamos la obstinación en lo que a comida concierne, y ponemos completamente nuestras vidas en las manos de un Dios recibimos toda clase de ayuda. Por ejemplo, después de años de lucha con la enfermedad, algunos de nosotros hemos sido capaces de mirar con honestidad nuestras experiencias pasadas, e identificar ciertos alimentos específicos que nos daban mucho problema.

Soy adicto a cierta clase de alimentos, mis alimentos compulsivos. Cuanto más me los prohíban o me prometa que no los comeré, mas los deseare. La negación y la restricción no funcionan para mi, si no todo lo contrario, disparan mi compulsión. Lo que me funciona es no pensar en ello. Decidir por adelantado lo que voy a comer, comprometerlo, ante dios, ante otros compañeros, y ante mi mismo, y luego olvidarme de la comida hasta la hora de comer. Así no tengo que tomar decisiones sobre que comer, ni pensar en comida, y me llega la libertad.

A otros, profesionales en la materia, les restringieron los alimentos a causa de problemas de salud. Muchos de nosotros éramos expertos en nutrición, pero nunca habíamos sido capaces de llevar a la práctica nuestros conocimientos, debido a que la obsesión por la comida interfería. Ahora, que estamos trabajando los pasos, nos ha sido dada la libertad de escoger acerca de nuestra manera de comer. Nuestro sentido común nos dice que alimentos evitar que nos causan particular problema, y en que áreas debemos de seguir las guías nutricionales.

En ocasiones, cuando nos hemos sentido confusos acerca de la abstinencia, a muchos de nosotros nos ha servido de gran ayuda discutir nuestros problemas particulares con nuestros padrinos. Desde luego que la responsabilidad de lo que comemos o dejamos de comer es nuestra, pero descubrimos que un padrino a menudo puede hacernos sugerencias que nos ayudan en el camino.

Toda esta experiencia, conocimiento, y ayuda, se aumenta a través de la sabiduría que comienza a brotar de nuestro interior, y que, cada vez, se vuelve mas poderosa a medida que nos recuperamos de la comida compulsiva, y desarrollamos nuestra relación con Dios a través de la oración y la meditación.

Solo no puedo. La comida es superior a mí, y me ha destruido, me ha hecho caer de rodillas. Ante un enemigo con tal poder sobre mi, no me queda otra solución que pedir ayuda, a mi padrino, a otros compañeros de oa, a mi padrino. Yo se como comer de manera sana para mi, igual que se que debo comer si quiero suicidarme. Solo pido a dios el apoyo y la ayuda necesaria para mantenerme fiel a mi plan de comidas, para que me guié ante las tentaciones, y me de la sabiduría necesaria ante las decisiones que se me van a plantear, no solo en relación con la comida.

Este recurso interior se llama "intuición". Cuando depositamos nuestra voluntad y nuestra vida al cuidado de Dios en el Tercer Paso, le entregamos también nuestra intuición. Se supone que la intuición es la línea directa que mantenemos con Dios en nuestra mente y en nuestro corazón, pero nuestros problemas y nuestra obstinación han interferido con esta con el tiempo.

La intuición es esa voz en mi interior que me trae la guía de dios a mis pensamientos. Es la voz que me dice que no vaya a una fiesta mejicana por que todo será alcohol y comida compulsiva. Es la voz que me recuerda mi último atracón cada vez que veo un alimento compulsivo. Es la voz que me dice que antes que comer un alimento compulsivo coja una pistola y me pegue un tiro directamente, acabare conmigo mas rápidamente y con menos sufrimiento. Si la escucho me habla. A veces mi intuición me dice que no haga nada. Y antes las múltiples opciones, la misma vida salta y me trae la más correcta y cercana. Así actúa dios en mi vida.

A medida que trabajamos los pasos, esta interferencia comienza a desaparecer y nuestra intuición, empieza a funcionar apropiadamente, ayudándonos a enfocar la voluntad de Dios, tanto para nuestra forma de comer, como para nuestra forma de vivir. Tengamos en mente que, tanto el conocimiento de nosotros mismos como nuestras necesidades nutricionales, son inútiles sin el apoyo y la ayuda que encontramos en CCA, porque somos incapaces de aplicar este conocimiento.

Muchos de nosotros hemos trabado de descubrir durante años la manera perfecta de comer deseando apegarnos a ella. La única manera de mantenernos abstinentes es, encontrando un Poder Superior a nosotros mismos actuando cada día en nuestras vidas. Esto solo se pude conseguir trabajando los doce pasos y decidiéndonos a confiar en la guía de Dios en todas las cosas que hagamos.

Las cosas me pasan en el tiempo de dios no en el mío. Es decir cuando a dios le parece y el mueve mi vida a mi alrededor de tal manera que se dan las coincidencias para que algo me suceda. Yo no puedo forzar que las cosas me ocurran, por que soy impotente ante mi vida, y no puedo controlar a otras personas. Las prisas y el deseo de control, el prohibirme cosas a mi mismo, al igual que una dieta, solo me lleva a la frustración y al dolor.

A medida que nos vamos volviendo conscientes de lo que debemos comer, le pedimos a Dios el deseo y la habilidad de ajustarnos a ella cada día. Pedimos y recibimos primero la disposición y el deseo, y después la habilidad. Podemos estar seguros de recibir ambos. A medida que continuamos absteniéndonos descubrimos que, podemos depender de Dios, para que nos ayude a eliminar nuestra necesidad de alimentos que nos hacen daño.

Hablo con dios a diario en mi interior a medida que surgen ante mi las tentaciones. Me dice que esa comida me destruye. Que ya se a donde me lleva. Que si como un poco no voy a poder parar. Me recuerda mi último atracón. La habilidad para saber lo que debo comer y lo que no, me llego de manera que ante un alimento, si me genera malestar, dudas y quebraderos de cabeza cuando pienso siquiera en comerlo, es compulsivo y no debo comerlo. Y funciona, cada vez que supero una tentación mi fortaleza y mi fe aumentan. Y eso no significa que la compulsión vaya a desaparecer, no, si no que he aprendido a luchar contra ella con la ayuda de dios, de mis compañeros y del programa.

La mayoría del tiempo ya no deseamos comer equivocadamente y preferimos los alimentos que son buenos para nosotros. Este milagro de cordura es una realidad diaria para miles de comedores compulsivos recuperados. Nos encontramos cada vez menos obsesionados por la comida, y descubrimos que nos es posible mantenernos comiendo moderadamente, comidas nutritivas, un día a la vez, día tras día, mes tras mes, año tras año.

La compulsión por la comida ha desaparecido de mi cabeza el 99% del tiempo. Pero a veces vuelve. Mucho mas leve que antes. Ahora tengo las herramientas para cuando venga ese leve tirón que puedo sentir, sobreponerlo, dejarlo ir y seguir adelante. Y pongo mi mente a otra cosa. No escucho a la enfermedad y si a mi poder superior. A veces me río de mi mismo de las tretas que salen en mi cabeza para llevarme hacia la comida. Hacer mil experimentos. Probar a ver si como un poquito y no pasa nada.

Sobre todo me doy cuenta que cuando tengo mi dieta libre de hidratos de carbono compuestos la compulsión baja a mínimos. Por desgracia, si como así, bajo de peso rápidamente y ya no puedo bajar mas, o dañare mi salud. Así que estoy en la búsqueda, con la ayuda de dios, de encontrar alimentos que me permitan no bajar de peso y no despierten mi compulsión. Tomo como guía que en cuanto un alimento me hace pensar demasiado y me produce malestar, la opción correcta es no comerlo.

¿Alguna vez nos liberaremos para siempre de la obsesión por la comida? Si y no. Los veteranos en CCA logran conseguir esta milagrosa libertad durante mucho tiempo, pero, ocasionalmente la obsesión regresa. Que hacer durante este tiempo para mantenerse abstinente cuando la obsesión regresa? No nos dejamos dominar por el pánico. En vez de eso, reafirmamos nuestra guía personal y le pedimos a Dios que nos ayude a continuar viviendo acorde con ella.

Nos alejamos de la comida, y enfocamos nuestra atención en nuestro programa de doce pasos y en nuestra confraternidad de CCA. A medida que trabajamos los pasos, y usamos las herramientas del programa: abstinencia, literatura, escribir, sesiones, el teléfono, apadrinamiento, anonimato, y servicio. Vamos encontrando la ayuda que necesitamos. Nuestros compañeros de CCA con cariño nos recuerdan: "Esto también pasara" y efectivamente, pasa, y nuestra obsesión desaparece casi de inmediato.

El programa es el ancla que afianza mi cordura, mi recuperación, mi baluarte frente a la comida. Cuando vuelve la obsesión la respuesta es programa, tener a dios en mi mente en vez de a la comida. Así es como se pasan los monos, las tentaciones, y el ansia de comer. Entregándome a dios a través del programa, del contacto con los compañeros, de las reuniones, de la literatura. Por que la enfermedad me habla en esos momentos, me llama, intenta engañarme para que vaya a una manera de comer dañina y autodestructiva para mí. Pero ahora se que he detener en mi vida una voz mas fuerte que la de la enfermedad, que compense todos esos impulsos de autodestrucción con la comida, y me lleve a la paz y la serenidad. Esa es la voz de dios y la del programa.

Esta forma de vida en la abstinencia continua sustentada en las bases que le damos diariamente, en tanto continuamos confiando nuestra vida a Dios, renovando el compromiso del Tercer Paso diariamente. La falta de experiencia en este tipo de vida nos hace preguntar a muchos de nosotros: "Como puedo llegar a esta decisión de depositar mi voluntad y mi vida en las manos de Dios?" Que tengo que hacer exactamente? Nos ayuda mucho, a comprender esto, el que una vez que aceptemos el Tercer Paso, el enfoque de todas nuestras decisiones será como el enfoque para la comida.

Dejamos de hacer simplemente aquello que tenemos ganas de hacer, o aquello en lo que estamos encaprichados. En vez de eso, buscamos afanosamente cual es la voluntad de Dios para nosotros y trataremos de llevarla acabo. Abandonamos el miedo y la indecisión sabiendo que, si somos sinceros, Dios nos dará el conocimiento de lo que es mejor para nosotros en la vida, junto con el deseo y la habilidad para seguir lo que El nos manda, aun cuando nos parezca difícil y poco agradable.

Dios sabe lo que es mejor para mí. Yo no lo se. Por que yo pensaba que sabía lo que era mejor para mí, que podía controlar mi vida y eso me llevo a los atracones y a la depresión. Ahora me bajo de mi orgullo y admito que no se vivir, que necesito ayuda, y me pongo en manos de dios. Confío en el y en que todo lo que me pasa tiene un por que. Si algo me pasa (o no me pasa) es por que tiene un motivo, un por que, una razón de se. Por que es lo mejor para mi en ese momento. Y a veces dios tiene unas maneras inescrutables. Algo que me puede parecer muy malo, una piedra en el camino, puede ser un obstáculo a sobrepasar que me va a obligar a crecerme como persona. Justo como la enfermedad, que me ha hecho rebuscar en mi interior, encontrar la fe, aprender todo de nuevo, para poder librarme solo por hoy de los atracones.

Al tratar de encontrar la voluntad de Dios, podemos contar con el apoyo de la experiencia, el conocimiento, el sentido común, la intuición, y sabiduría de nuestro director espiritual. Si algo ha sido trabajado con éxito por alguien mas, en una situación similar, podemos suponer que también funcionara en nuestra situación presente, y que nos hará bien a nosotros y a los que nos rodean, cumpliéndose así la voluntad de Dios.

Si algo he aprendido en Oa es a hacer caso de lo que me dicen, a fijarme en el ejemplo de otras personas, a aprender de la experiencia de otros frente a la enfermedad. Así dios me habla a través de la literatura del programa y todas las experiencias que otros compañeros comparten conmigo. Ya no estoy solo, ahora tengo infinidad de ayuda frente a la enfermedad.

Por ejemplo, podríamos descubrir que cuando nos sentimos intranquilos asistir a la sesión de CCA por lo general, nos devuelve la cordura. Por lo tanto, podemos inferir de esto, que es voluntad de Dios el que nos mantengamos asistiendo a las sesiones con regularidad, aun cuando no tengamos ganas de hacerlo.

Si estamos en un grupo con personas que están murmurando acerca de alguien que no nos cae bien, es posible que nos sintamos inclinados a unirnos a estos comentarios. Pero la experiencia nos ha demostrado que, los chismes no son buenos para nosotros, por lo tanto deducimos que nos es voluntad de Dios el que tomemos parte en esta conversación dañina. No es necesaria una zarza ardiente o una voz angelical que nos diga que es lo que Dios quiere de nosotros cada día. La honestidad, el sentido común y un deseo sincero de seguir este nuevo camino espiritual son suficientes para señalarnos el camino.

Dios no habla a través de manifestaciones sobrenaturales. Habla a través de mi intuición y conciencia que me señala lo que es mejor para mí, y me habla a través de la experiencia que me dice lo que es malo para mí. Y me habla a través de coincidencias innegables en mi vida, cosas sutiles muy pequeñas y buenas para mí, que en el momento de suceder me suelen llegar el corazón de alegría, fe y esperanza.

Cuando nos enfrentamos a situaciones que nos hacen sentir indecisos, recordemos las palabras del Libro Grande de Alcohólicos Anónimos: "Le pedimos a Dios que nos de inspiración, pensamiento intuitivo o decisión. Nos relajamos y tomamos las cosas con calma. No luchamos. A menudo nos sentiremos sorprendidos de como las respuestas correctas comienzan a aparecer, cuando hemos practicado lo anterior por un tiempo. Lo que solía ser una corazonada o inspiración ocasional gradualmente se convierte en parte normal de la mente".

Ahora pido ayuda a dios en mi mente. Le pido que me guíe. Le digo que haré lo que el quiera, que soy una herramienta en sus manos. Y rezo y deseo lo mejor para las personas que sufren y las que me hacen daño. Esto me ayuda a no odiar, y a no sentirme desgraciado, sino arropado, agradecido y esperanzado.

Para tomar decisiones graves, desde luego que no pensaremos que cada idea que nos llega a la mente será inspirada por Dios. Cuando vayamos a tomar una decisión poco común, será necesario consultar con nuestro director espiritual. Esto no es para que otra persona decida por nosotros. No hay otro ser humano que pueda hacerlo. Pero la persona que no esta involucrada en nuestro problema, y tiene alguna experiencia en esta forma de vida, nos puede ayudar a aplicar buenos principios espirituales que nos den luz para encontrar cual es la voluntad de Dios para nosotros.

Esta es la forma en que comenzamos a manejar nuestra vida, una vez que hemos decidido practicar el Tercer Paso. Nadie de nosotros puede seguir este sistema de vida a la perfección, pero hemos descubierto que, nuestro éxito en la recuperación y nuestra libertad de la obsesión por la comida, van en proporción directa a cuan sinceramente nos esforzamos por vivir de esta manera. Lo único que se necesita para trabajar el Tercer Paso, es un verdadero deseo de aceptar la voluntad de Dios en nuestras vidas un día a la vez.

He notado que cuanto mayor el compromiso con los doce pasos y el modo de vida que propone el programa, mayor es la recuperación y el tiempo de abstinencia. Así pues, si quiero la recuperación que veo en otras personas, tengo que seguir su ejemplo, hacer lo que han hecho, aceptar el programa, rendirme a el, dejarlo todo en manos de dios y del modo de vida que oa propone. Así consolido mi abstinencia, y no me empeño en vivir como antes, por que cada vez que quiero vivir como lo hacía y deseo mandar yo, recaigo.

Teniendo este deseo no permitimos que la duda o la confusión nos impidan actuar. Nos concentramos en aquello que hemos decidido que será Dios para nosotros, y en voz alta, y con nuestras propias palabras, afirmamos que hemos decidido entregar nuestras vidas por completo en las manos de Dios. Cuando oramos con sinceridad de esta manera, hemos encontrado la clave para poder cambiar el estilo de vida que nos conducirá a la recuperación.

La inestabilidad en mi vida, el ver mis emociones alteradas, me alejan de dios y la recuperación. Es cuando mi vida se acelera, me pasan muchas cosas a la vez, y siento muchas emociones y muy rápido, cuando salta el mecanismo de mi adicción. Antes usaba la comida para no sentir nada y seguir viviendo rápido. Ese no es el camino por que me destruía. Ahora elijo vivir de otra manera, vivir mas tranquilamente, mas en paz conmigo mismo y con los que me rodean, me alejo de las situaciones que se que me desestabilizan, adaptándome, sin tratar de controlarlas. Y así, entrego mi vida a este nuevo modo de vida, basado en la fe y la esperanza. Afronto mi adicción desde el origen del problema, no sintiendo dolor al vivir, no volcando mi ansiedad y mi angustia en una adicción para no sentir. Y ante la locura de la vida urbana moderna de hoy, de una familiar rota, me embarco en un viaje de crecimiento espiritual, de búsqueda interior, de fe, que se que me va a dar la paz, serenidad y estabilidad que necesito para no caer de nuevo en la adicción de la compulsión por la comida.

Hemos aceptado el Tercer Paso. De ahora en adelante, nuestra reacción es diferente cuando nos enfrentamos a un problema o a una decisión ya sea en lo referente a comida, a la vida, o con nuestras emociones desbocadas. En vez de actuar por impulso, dejamos pasar tiempo suficiente para conocer la voluntad de Dios. No tratamos de controlar con nuestra fuerza de voluntad, sino que nos relajamos y esperamos a recibir ayuda de Dios. Todo lo que tenemos que decir es: "Dios ayúdame a aceptar tu voluntad.

Igual que he aprendido a reaccionar a una tentación, he aprendido a vivir de una nueva manera, una experiencia de vida mas plena. El hambre pasa, la tentación pasa, la compulsión se va. Me asalta la idea de comer algo, de cambiar el plan de comidas, no me hago caso, espero unos veinte minutos y se va. Igualmente ahora no me frustro por que mi vida no es como yo quiero ni las cosas no salen como yo espero. Me adapto a las cosas como vienen. Me digo a mi mismo que soy un instrumento de dios, que vivo según sus designios. Yo conduzco, dios me guía. Confío en que todo lo que me pasa tiene un porque en el que la mano de dios esta oculta. Cuando algo no me sale como yo quiero, espero y los pocos días me pasa otra cosa mejor. Me digo que si esto no ha salido como yo quiero, o como esperaba, es por que dios me tiene reservado algo mejor para mi, por que el es grande, el sabe lo que es bueno para mi. Por que yo no lo se, yo tiendo a acabar destruyéndome con la comida, y por eso he decidido vivir según el programa de los doce pasos y loso designios de dios, por que así vivo mejor.

Una vez que los comedores compulsivos aceptamos el Tercer Paso, la recuperación no nos puede fallar. Nuestra decisión de vivir un día a la vez permite que Dios nos guíe a través de los nueve pasos restantes. Cuando flaqueamos, se nos recuerda nuestro compromiso de vivir haciendo únicamente la voluntad de Dios. Confiamos en que la voluntad y la habilidad para hacerlo nos serán dadas con solo pedirlo. Si perdemos el camino, Dios nos ayuda a encontrarlo de nuevo, siempre y cuando tratemos honestamente de hacer Su voluntad.

Nos podemos enfrentar con confianza a cualquier situación en la vida porque ya no estamos solos. Todo lo que necesitamos nos será concedido en su debido momento, si somos lo suficientemente humildes para abandonar la obstinación y pedir ayuda.


Ahora vivo sin miedo, por que se que estoy en el lugar correcto, por que se que dios cuida de mi. Por que estoy convencido que aunque mañana recayera en la comida, tengo ahí al alcance de la mano los grupos, las herramientas, la literatura, para volver a levantarme y salir de ello. En mi corazón donde había miedo, ahora hay esperanza, gratitud y fe. Además adoro el como me siento, que mi recuperación gusta también a otras personas, siento que cuando comparto ayudo a otras personas. Y compañeros han empezado a llamarme y siempre hay una llamada cuando mas lo necesito. Esa coincidencia es un milagro. Y también cuando yo me he visto alterado pensando en variar mi comida, he llamado, y esto es muy importante. Por que llamo sin pensar, por impulso, sin pensar en el dinero, por que es el precio de mi recuperación. Y por que a través de los compañeros siento la presencia de dios, manifestada en nuestra conciencia de grupo, y en como cuidamos los unos de los otros, y nos ayudamos para avanzar en la recuperación. Por que nadie sabe mejor como salir de una adicción o trastorno de la alimentación, como alguien que la ha sufrido y se ha recuperado.