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martes, enero 29, 2008

La importancia del servicio, las reuniones y el trabajar con los demas

El servicio como herramienta de recuperación para mi es vital, mantiene mi cabeza conectada al programa. Todo el tiempo que estoy haciendo servicio, no estoy pensando en comida. A si mismo el servicio me ancla a los grupos y evita que me vaya, por que materializa mi compromiso de quedarme, de seguir viniendo y de seguir trabajando por mi recuperación. Al hacer servicio aporto mi granito de arena, y siento la hermandad de oa como algo mío en lo que colaboro, y que me doy a otros para ayudarles a dejar de comer compulsivamente. El servicio pone a mi mente a construir y a hacer cosas provechosas, cuando estaba acostumbrada a destruir (destruirme a mi mismo, y destruir todas las relaciones personales a mi alrededor hasta el punto del ostracismo de la soledad y el encierro).

Las reuniones matan la soledad, matan la timidez, matan la capsula de aislamiento en la que la enfermedad me encerró para tenerme preso solo con la comida como único consuelo. Desde el primer momento que llegue a oa encontré amor y aceptación en mis compañeros cuando yo mismo me odiaba y no podía sentir nada agradable por otras personas. En las reuniones aprendo de otras personas a convivir día a día con esta enfermedad y como salir delante de manera mas llevadera. En las reuniones abro mi interior sin miedo por que nadie me va a juzgar o nadie va a comentar. Yo hablo, me escuchan, nadie me responde, eso funciona así. Yo escucho a otras personas y aprendo de su ejemplo de cómo viven mejorando de su enfermedad. No damos consejos, nadie dice a nadie lo que ha de hacer. No hay intervencionismo ni obligación de hacer nada. Por fin me siento comprendido y libre para hablar de lo que me pasa sin miedo a sentirme un bicho raro, o que me digan lo que tengo que hacer.

Las reuniones renuevan mis ganas de vivir y de seguir adelante. El día a día va mermando mis fuerzas frente a la comida. Cuando estaba solo vivía inmerso en los atracones y la obsesión por la comida y los kilos. Nada podía hacerme parar.

Vivir como lo hacia antes aumenta las ganas de un atracón, voy a las reuniones y renuevo energías, salgo alegre y contento, me desahogo, salgo como nuevo, renuevo el compromiso con mi abstinencia y se alejan las ganas de comer alimentos compulsivos.

Además asistir a las reuniones le dice a la enfermedad en mi cerebro que no la voy a dejar ganarme la partida. Que no me voy a abandonar a los atracones, y que estoy dispuesto a hacer lo que sea por salir delante de la enfermedad. Es como un refugio, mi sancta sanctorum, un descanso para mi alma, allí no me siento agredido por la comida ni por esta sociedad que nos quiere delgados y perfectos, pero comiendo en exceso.

Para mi trabajar con otras personas adictas es lo que creo que es más difícil del programa. Pienso que el paso 12 es el paso 12 por algo. Y yo de momento estoy todavía entre el 4 y el 5. Creo que aun me falta mucho para estar preparado para lidiar con la enfermedad de otro, cuando estoy aun aprendiendo sobre los orígenes de la mía propia.

Sin embargo siento que la recuperación es mi causa. Aquí ayudo a otras personas y me ayudan a mi mismo. Esto le da un sentido a mi vida. Generalmente estoy en contacto con personas que llevan menos tiempo que yo en oa y con peor recuperación a las que trato de ofrecerles el ejemplo de cómo vivo el programa. Puedo ofrecerles mi experiencia con los primeros pasos del programa y haber logrado periodos largos de abstinencia. Dejo para más adelante el hablar con personas mas recuperadas, y solo las llamo cuando tengo dudas, prefiero ir descubriendo lo que me queda del programa poco a poco para no abrumarme. Lo voy escuchando en las reuniones. No quiero aun abrumarme con las reparaciones por ejemplo, que se que vendrán mas adelante.

Aun sabiendo que no estoy preparado he apadrinado a otras personas, y ayudado a muchas otras. Muchas personas me dejan por que dicen que soy duro trabajando, pero otras personas me dicen que les ayuda hablar conmigo. Yo creo que soy duro trabajando por que no me queda otra salida que serlo, ya que tengo dificultades para encontrar padrino en oa, ya que hay mayoría de mujeres.

La aproximación a una persona que esta en oa y quiere trabajar es fácil, recuerdo como me dijeron a mi las cosas y como aprendí a hacerlas, el reprogramar mi mente a positivo y trabajar para salir de la depresión por ejemplo. Como ya he dicho antes no me considero preparado aun para trabajar a fondo con otras personas. A veces he dado con personas que están muy mal, que vienen directamente de la calle, o que acaban de llegar a oa, o personas para las que yo soy el primer contacto con la organización. Esta situación se me presenta muy delicada. A mi me llena mucho cuando puedo pasar el mensaje de esperanza y recuperación, y unan persona decide ponerse a trabajar por mejorar su vida. Pero muchas otras personas están tan mal que solo quieren vomitar su vida sobre mi y no quieren trabajan por solucionarla. Ven que son infelices y ponen su felicidad en manos de un condicional “yo seria feliz si…” Eso es una carencia básica sobre el primer paso, sobre el control, y yo hay no puedo hacer nada. Si la persona no toca fondo y no esta dispuesta a trabajar por mejorar, yo solo puedo hacerla saber que hay esperanza, que hay recuperación, y esperar… No se puede quitar la venda de los ojos de quien se la ata con fuerza. Y a veces me he equivocado por que he visto atisbos de querer trabajar por recuperarse, pero no era así. Muchos quieren recuperarse pero no están dispuestos a trabajar, o no saben que hacer. En definitiva a pagar el precio que vale la recuperación. Después de todo, esto es para quien lo quiere y no para quien lo necesita.

He conocido muchas personas necesitadas de recuperación, de fe, se despertar espiritual de paz. A veces vienen a mi como polillas a la llama, atraídas por la luz de la recuperación. He de tener mucho cuidado. Me pueden arrastrar al interior de su vida enferma, y hacerme foco de su negatividad, soledad y frustraciones. Aun no estoy preparado para lidiar con esto. El paso 12 es el paso 12 por algo. Me he visto en la tesitura de tener que decir “habla con otras personas, aprende de otros también, somos un grupo por algo.” Los comedores compulsivos somos personas obsesivas e igual que nos obsesionamos con la comida, nos podemos obsesionar con personas u otras cosas, y tendemos a hacerlo en cuanto nos quitamos la comida de la cabeza, por que nuestra mente sigue habituada a estar obsesionada con algo.

Muchas personas son adictas a la comida y no lo saben, no lo ven, no se dan cuenta de ello. A mi me duele verlo y no poder hacer nada. Tampoco tengo por que hacerlo, solo puedo trabajar por curarme yo y ser ejemplo. Quien quiera salir de la enfermedad ya se pondrá en marcha para buscar ayuda, y cuando la pidan el ejemplo es lo que vale. Por que no puedo ser un profeta e ir predicando por que eso me puede tildar de pesado. Además yo puedo tener una idea equivocada de alguien en mi cabeza y puedo caer en juzgar a las personas demasiado rápido, soy humano, no soy perfecto. Ayudar a otros me llena, pero yo no puedo decirle a nadie que hacer, solo puedo aportar la experiencia de todo lo que he vivido, el ejemplo de cómo vivo, y que cada uno haga por si mismo lo que pueda.

Huir de la comida, o poner barreras entre ella y yo no me funciona. Soy comedor compulsivo, soy adicto a la comida. Si me lo puedo comer, me lo como. Tengo que trabajar sobre el deseo, hacer desaparecer el deseo de comer los alimentos compulsivos. Para eso tengo que trabajar para conseguir un estado espiritual similar al de santones y ascetas, que pueden decir no y negar los instintos humanos más bajos. Yo me lo hago a mi manera. He aprendido a desconectar mis emociones de mi manera de comer, a no decidir yo sobre que como, a tener mis pensamientos bajo entredicho, a no dejarme llevar por impulsos, y he aprendido a hablar con mi propio dios como manera de meditación.

Una vida social agitada para mi es peligrosa. En fiestas, bares y similares, se exalta la comida, el alcohol, y hasta otras drogas como el tabaco. Esas sustancias se convierten en lubricantes sociales. Yo puedo salir a comer y a cenar y adaptarme a lo que haya. Pongo por adelantado que voy a comer fuera y punto. Pero tengo un límite. Demasiadas veces seguidas y me puedo empezar a encontrar mal. Además comer en sitios muy bulliciosos, o llenos, me pone nervioso. Me puede hace perder mi abstinencia. Por que igual que hay un bebedor social, esta el comedor social. Mi mente se engaña y cuando todos comen algo, intenta que yo lo coma también como mimetismo social. Últimamente he acudido a un par de reuniones sociales donde había comida. He comido, me he saltado el 3-0-1, pero no he pasado a los alimentos compulsivos. He caminado la frontera de los alimentos dudosos, cosa que me intranquiliza. Aunque había alimentos compulsivos a la vista, no los toque. Pero no me la puedo jugar así. Mi abstinencia es mucho más importante. No puedo estar en lugares donde la comida y la bebida es el centro de todo. Me lo tengo que pensar muy mucho. Para mi salir de fiesta, o viajar, son cosas que he de vigilar muy mucho y mirármelas con lupa, por que a mi la rutina me mantiene abstinente, y mi abstinencia es lo primero. Estas situaciones me hacen tener que improvisar con la comida, decidir en el momento, y mi libre albedrío esta enfermo, siempre quiere comer. Además aunque no coma, puede quedarse en mí la semilla, y comer compulsivamente al otro día o al siguiente. Mi abstinencia merece el sacrificio de una vida social ajetreada y mucho más que eso. Mi abstinencia lo vale todo.

miércoles, enero 23, 2008

La evolucion de la enfermedad en mi mente

Creo que estoy bien, realmente siento que tengo mucha suerte.

A veces me quedo sorprendido con como funciona la enfermedad en mi cabeza, y como los alimentos pasan a serme compulsivos y luego dejan de serlos, me doy cuenta que tengo maneras de comer compulsivamente, formatos de presentación compulsivos, como comer con la mano, o recipientes grandes, cosas que vengan en bolsa. Pero afortunadamente estoy en el programa y eso me hace estar despierto y consciente y ver lo que me pasa claramente.

El sábado después de la reunión fui con mi novia a una fiesta que daba un amigo en su casa.

No hubo una cena como tal, si no mucho picoteo. Yo estaba avisado así que me lleve comida de emergencia y a parte compre varias bebidas sin alcohol y sin azúcar (zumo, nestea), y algo de picoteo sano, cerezas, para que no todo a mi alrededor fueran patatas fritas y guarrerias similares.

Comparti las cerezas con quien quiso comerlas, y me comí el 75% de ellas, y luego tenian por alli una bandeja de dulces navideños de las que solo comí datiles e higos secos. También había algo de patata hervida a lo pobre de lo que solo fue un bocado o dos (sin sal y sin aceite)

Lo que extraigo de aquí es que, comi con la mano a modo de picoteo y no hize una cena en condiciones, algo que para mi es muy peligroso. Así que después ya me tire a los dudosos (datiles e higos secos), sin embargo, tuve un dulce en la mano para ofrecérselo a mi novia, me lo rechazo y lo solte. Todo un milagro. En todo momento tuve claro que no quería recaer. Es la frontera de esos alimentos dudosos y los comportamientos compulsivos lo que me intranquiliza.

Llegue a casa con el amanecer, y con el estomago revuelto, me tome una manzanilla para desayunar y me acoste. El domingo comi y cene bien.

Ya el martes salí otra vez del grupo y siempre hago compra después de la reunión, por que voy con las pilas cargadas.

Me meto en el super y me encuentro con los dátiles. En este lapso de tiempo estaba dándole vueltas asi los dátiles me eran compulsivos o no, sabiendo claramente que eran dudosos, así que había decidido dejarlo en manos de dios, y no decidir comerlos ni no comerlos. Es uno de esos alimentos que su formato de presentación (a granel) y que su manera de comerlos (con la mano) me es compulsiva pero no el alimento en si. Vamos que me lo pones mezclado en un plato con otros ingredientes y no me pasa nada.

Esto me ocurre con pasas, frutos secos, queso, patatas, etc.

Pues en el supermercado vi la oferta de los datiles, y me ralle, pensé que no podía tomar la decisión de comer eso así de rapidez yo solo, que tenia que consultarlo, por que no merecía la pena ensuciar mi abstinencia. Así que pase de los datiles y me fui. Di gracias por pasar de los datiles en mis agradecimientos.

Pero esta mañana ha seguido el culebron.

Voy para el trabajo desayunando como siempre. Desayuno un zumo de tetrabrik pequeño y una manzana, mientras paseo de camino al trabajo (que tardo 10 minutos de mi casa a la oficina), pero en esto que me encuentro que la manzana estaba mala y la he tenido que tirar. Asi que pensando que me quedaría con hambre entre en una tiendita que hay camino del trabajo, sabiendo que llevaba algo de suelto en el bolsillo. Antes no llevaba suelto nunca, pero en fases compulsivas eso me hacia tirar de tarjeta y comprar mucha mas comida, asi que ahora no controlo si llevo suelto o no, simplemente me dejo llevar.

En esta tiendecita, compre un litro de zumo de naranja, y una bolsita pequeña de pasas. Vi manzanas, pero escogí las pasas. Sin duda mi mente y albedrío ya estaba tocado de antes y quise las pasas, en vez de las manzanas. Además la boca me sabía a manzana medio pasada y no me apetecía manzana otra vez. El caso es que no abri las pasas hasta que llegue a la oficina, y allí me las comí tranquilamente mientras empecé a trabajar, sin ponerme compulsivo, sin sentirme culpable ni alterado.

El zumo yo se que si abro un litro, un litro cae, no tengo medida con los cartones, y por eso para moderarme lo compro todo en tetrabriks pequeños. A veces entre horas sobre todo si veo que estoy a punto de constiparme si tomo un carton entero de un litro de zumo. Yo en mi plan de comidas, entre horas si puedo tomar todo el zumo o te que quiera, sin problemas.

Asi pues ahora tengo ahí una clase de alimentos: pasas, datiles, higos secos, orejones, esta clase de frutos secos blandos procedentes de desecación de frutas (no frutos secos duros como almendras, pistachos), que no se si, o me han dejado de ser compulsivos, o me es compulsiva la manera de comerlos pero el alimento en si no lo es. Creo que en el fondo todo esta en mi cabeza, por lo cual yo no puedo decidir respecto a esto, se lo dejo a dios, que dios sabe lo que es bueno para mi, comeré o no comeré estas cosas según vayan apareciendo en mi vida y las circunstancias de cómo me encuentre. Se lo dejo a el, y yo paso de rayarme, no voy a establecer una lucha interior por comérmelos o no. Paso, dejo de rayarme con ello, y sigo adelante. Y asi se corta la obsesión.

Mi mente busca continuamente nuevos alimentos con los que colocarse, aunque por otro lado soy tendente a bajar de peso si me descuido, asi que siempre estoy ahí buscando alimentos que no me sean compulsivos pero que me ayuden a no bajar mas de peso. Es como caminar por el filo de una navaja.

miércoles, enero 02, 2008

Mi yo interior antes y ahora

Antes yo no era nada. Solo era un esclavo de la comida, sin personalidad ninguna. Era un zombi sin cerebro que no sentía nada, que lo único que hacia era comer y comer y comer. No sentía ni me enteraba de lo que pasaba a mi alrededor. Me había perdido a mi mismo completamente. Huyendo del dolor de mi vida cai en la anestesia de la comida que me llevo a anular todas mis sensaciones y emociones, y a perderme a mi mismo en el proceso.

Sin embargo OA me redescubrió un yo nuevo, mejor, con una personalidad y un carisma, libre de la obsesión por la comida. Un nuevo yo fruto de mi personalidad perdida con el añadido de todos los regalos del programa de 12 pasos. Fui alguien, caí en los atracones y me perdí a mi mismo, encontré OA y ahora soy de nuevo alguien. Ni mejor que al principio, sino diferente, con mas conocimiento de mi interior. Y al comprender como funcionan mis emociones, pude ver como funcionan las de los demás. Esto, fruto directo del cuarto paso, me doto de empata con las emociones de los demás. Ahora dicen los que me rodean que soy comprensivo. También detecto a las personas negativas y destructivas y me alejo de ellas.

El nuevo yo que ha surgido en mi a raíz de trabajar lo pasos esta lleno de una gran sinceridad y honestidad, yo diría casi hasta transparencia. No podía ser menos cuando me di cuenta que eran mis deterioradas emociones lo que me llevaban a comer de una manera destructiva.

El devenir de los pasos me llevo a un cierre de las heridas, una reconstrucción de relaciones perdidas con personas con las que no hablaba o me costaba mucho hablar.

Necesitaba vivir sin que me doliera para dejar de acudir a la comida como anestesia. Necesitaba una mejora en las relaciones personales. Lo logre, y esto me genero una gran paz. Hubo un cambio a mejor en como me perciben otras personas. Antes me veain como un chico negativo y depresivo, ahora ven una persona con ilusión y alegría de vivir, sabio, profundo y sincero.

El compartir en los grupos y el hablar por teléfono con otros compañeros venció mi timidez, y el miedo a enfrentarme a otras personas. Estas dos herramientas me dieron una facilidad para hablar de mí y de mis más oscuros secretos a otras personas. Ya era capaz de hablar de mi y de romper el aislamiento. Ya no estaba preso de las barreras mentales que me ponía la enfermedad.
Aprendí también a valorar mi recién descubierto yo, mi nueva dignidad, y a protegerme de aquellas personas que quisieran hacerme daño. Así evitaría malas emociones que me llevaran a activar el mecanismo adicto a mi cabeza de buscar anestesia en la comida. Aprendí a poner límites, a decir NO y a no dejar que otras personas abusaran emocionalmente de mí. Asi mismo aprendí a gestionar mis acciones con sensatez para no causar emociones negativas a mi alrededor. Descubrí en mi una intuición de cómo reparar lo irreparable sin dañarme a mi mismo. Vi que era vital para mi la reparación lo mas rápida e inmediata de malos actos que pudiera cometer. Se trataba de no dejar cuentas pendientes que me pesaran en el alma y me arrastraran a la comida, de limpiar en el acto el daño que pudiera cometer, y de limpiar todo mi pasado para vivir sin cargas en mi conciencia.

Todo esto derivo en una mejora de mi relación con otras personas. Ahora era capaz de ejecutar la construcción de lazos emocionales duraderos, fruto de un aprendizaje de cómo relacionarme de manera sana a todos los niveles con otras personas. Y fui capaz de ejercer tolerancia a personas con ideas y actitudes distintas a las mías. Ya no merecía la pena un drama, una crisis o un conflicto el que la persona de enfrente pensara o actuara distinto a como yo esperaba. Es su problema, no el mío. Además la única personas con la que voy a estar el resto de mi vida soy yo, y es conmigo con quien tengo que estar en paz, con mi conciencia muy tranquila, siempre con la guardia alta a dar de mi lo mejor posible en todo lo que hago, y en mis relaciones con los demás, para que no haya ni una sola grieta de negatividad o dolor que la enfermedad pueda aprovechar para hacerme recaer.

Todo estos regalos me llegaron recorriendo el camino de los 12 pasos y el uso continúo de las herramientas de recuperación y produjo en mi un alejamiento efectivo de mi corazón de sentimientos negativos, por que me llevan a recaer en los atracones. Asi es como funciona el programa de doce pasos. Este es el mayor regalo. Reconstrucción de mi mente enferma. Parar los atracones día a día, y como consecuencia de esto, pérdida efectiva de peso, sin hacer ninguna clase de dieta o esfuerzo.

¿De quien aprendí todo esto? De los compañeros y compañeras de OA a los que escuche en los grupos, a los que llame por teléfono, de los maravillosos libros que tenemos. Lo único que puedo decir es que merece la pena el esfuerzo. Sigo viniendo por que me funciona ya que lo trabajo todos los días.