ESCRIBE AQUI EL TEMA SOBRE EL QUE QUIERES LEER EN MI BLOG:
Búsqueda personalizada

jueves, enero 12, 2012

`Me comí mis sentimientos´: comedores compulsivos en México

Interesante entrada sobre comedores compulsivos anonimos en mexico:

http://ivanqr.wordpress.com/2009/01/11/me-comi-mis-sentimientos%C2%B4-comedores-compulsivos-en-mexico/#comment-27

Para los recien llegados, comedores compulsivos anonimos es una hermandad de hombres y mujeres que juntos tratan de recuperarse de la compulsion por la comida. Sus principios se basan en las mismas bases que alcoholicos anonimos, y aplicamos el mismo programa de 12 pasos, sustituyendo alcohol por comida.

Yo soy un miembro anonimo mas, y escribo este blog a titulo persona, para nada pretende representar a toda la hermandad, ni mi caso es uno de los mas respresentativos. Empeze a escribir simplemente para tener esto para mi, bien guardado y archivado. Si a ti lector, tambien te ayuda, bienvenido sea.

Espero que disfrutes y aprendas tanto leyendo, como yo escribiendo.


Horarios de comidas, supermercados y la compulsión por la comida en comparación con otras adicciones

Horarios de comidas, supermercados y la compulsión por la comida en comparación con otras adicciones

Pensando en mis hábitos de comidas y observando los de los demás, he comprobado los horarios extraños de comidas que tenemos en España. Por lo que se en muchos países extranjeros comen muy pronto a las 12 o 1 del mediodía. En España esto se alarga hasta las 2, 3, incluso 4 de la tarde. A mí siempre me da hambre a eso de la una. Gracias a dios tengo sensación de hambre  y de saciedad hoy por hoy. El tiempo y el trabajo las han recuperado.

También sobre las, siete, ocho de la tarde, que es justo cuando salgo del trabajo me da hambre de nuevo. Igualmente se que se cena por esos mundos de dios a eso de las seis de la tarde.

El salir de la oficina con hambre después de varias horas de trabajo intenso y stress, es uno de los momentos más delicados para mí ahora mismo. Del trayecto de la oficina a casa, apenas 5 minutos (soy un privilegiado) tengo que pasar por una zona comercial llena de establecimientos donde acceder a alimentos peligrosos para mí.

Si llego a casa estoy salvado, pero el camino es un campo de minas. Cuantas veces me abre parado en una esquina pensando me voy al supermercado ya.

Esta dificultad las estoy salvando no llevando dinero suelto, ni tarjeta de crédito. Tampoco lo necesito a diario puesto que estoy muy cerca de casa. Pero me siento que esto sigue siendo huir de la comida.

He pensado que lo mejor es usar las herramientas cuando inicio el trayecto. Llamar cuando salgo, meditar, y pedir ayuda para obtener la fortaleza de decir NO. Realmente este es el mayor obstáculo diario. Este y la maquina de comida que hay en el comedor del trabajo. Si no llevo dinero encima la ignoro totalmente. Con monedas en el bolsillo, me pongo compulsivo. Es como un imán. Solo la posibilidad de ya me pone nervioso.

A veces esta compulsión se traslada al momento en el que salgo de casa por la mañana cuando pienso si me llevo la cartera o no. Detrás de esto solo puedo ver en mi una terrible y devastadora GULA. ¿Por que si estoy en paz y tranquilo, y que solo una moneda en el bolsillo, por la posibilidad de usarla en una maquina de alimentos, me quita la serenidad? Por que soy impotente ante la comida, por que es superior a mis fuerzas, y por que yo solo no puedo con esto.

Esto a veces me hace sentir mal, y por supuesto muy limitado. No llevo nunca dinero encima para esos pequeños gastos diarios que todos tenemos y que no son comida. Por ejemplo cuando en el trabajo deciden poner dinero para algún cumpleaños. O simplemente para el trasporte publico. Hay veo como esto hace mi vida totalmente ingobernable.

Se que tras un tiempo abstinente esta sensación se va, y puedo llevar dinero como cualquier persona normal, pero no sabría cuantificar cuanto tiempo es necesario ni lo quiero medir, ni me ayuda eso por que es ponerme horizontes o metas, objetivos, y a mi solo me interesa llegar al final del día abstinente, sin haber comido compulsivamente.

Es difícil y duro vivir rodeado de comida a la mano, estar deseando comerla, y no hacerlo. Pedir el deseo de no hacerlo es una tarea continua. Estoy seguro que llega un momento que no se desea, yo lo he vivo. Por que se el mal que me hace. Pero la presión externa a mi para que coma es muy poderosa. Pienso en hace mas de tres años cuando vivía en una tranquila zona residencial donde no había tiendas ni nada a la mano, y no me pasaba esto. ¿Influye esto en mi abstinencia?

Pensemos en los supermercados como un bar para un alcohólico o un sitio donde vendan drogas para un drogodependiente. Yo soy adicto a la comida. El mecanismo es igual. Quien lo quiera negar se engaña. Conozco muchas personas poli adictas, y muchas incluyen la comida entre sus adicciones, tras otras sustancias. Es mas cuando muchas personas empiezan a recuperarse de otras adicciones, empiezan a usar la comida como sustituto de estas, y terminan desarrollando un trastorno de la alimentación. Pero ese no es el tema del que quiero hablar ahora.

Volvamos a los supermercados. Pregunto, ¿va un alcohólico en recuperación a los bares? ¿Va un drogadicto rehabilitado a donde distribuyen su sustancia adictiva? Yo no soy alcohólico ni drogadicto, pero así a primera hora, lo que se me ocurre como respuesta a esto es que NO. Entonces, ¿Por qué yo que soy adicto a la comida tengo que ir a los supermercados? Es mas tengo que convivir a diario con el objeto de mi adicción. Y lo que es aun más inquietante. Tengo que comer todos los días, o si no, simplemente a la larga muero de hambre. Un alcohólico, o un drogadicto, en recuperación, pueden vivir (físicamente hablando) sin su sustancia. Pero yo necesito comer. La cosa es que la línea de lo que es adictivo y lo que no, es mucho mas difusa en la comida. Y ahí esta la dificultad.

¿Es el azúcar adictivo? ¿Cuánta cantidad de azúcar llevan los alimentos mas industrializados? ¿La necesaria para tu salud? ¿o la necesaria para que el alimento sea adictivo y compres y compres y compres y compres y compres, y comas y comas y comas y comas y comas, hasta morir por ello? ¿Piensan en la salud de las personas cuando fabrican esos alimentos que para mi son adictivos? ¿Cómo son los test de sanidad que pasan estos alimentos? ¿Me sirve de algo hacerme todas estas preguntas?

Lo que si tengo claro es que entre mis alimentos sanos se mezclan mis alimentos adictivos, y los distribuyen en el mismo sitio. Ni yo mismo muchas veces tengo claro cuales son. Y me puedo engañar. Y me puedo mentir. Y puedo escoger mal. Mi libre albedrío en cuanto a la comida esta roto. Si me dejo suelto, yo siempre escojo lo peor para mi. No lo más sano. Antes, hace mucho tiempo, pensé. ¿Por qué siempre escojo lo más rápido y fácil? ¿Por que no cocino y como lo mas sano para mi? Ciertamente con el ritmo de vida tan rápido de hoy, comer sano es un lujo y un privilegio.

Pero pensándolo bien también hay alcohol en los supermercados. Y en la farmacia hay desde tiritas inofensivas hasta codeína. Me pregunto que sentirá un drogadicto en una farmacia, y si se puede comparar a lo que yo siento cuando entro en un supermercado. Los nervios, el salivar, el quererlo ya, el querer salir de allí rápido para comerlo. El empezar a comer incluso antes de llegar a casa.

Lo bueno de estar en recuperación es que yo con ayuda puedo enfrentarme a un supermercado. He entrado deseando comer hasta reventar, y mientras empezaba a llenar el carrito me he puesto a rezar, meditar, como lo queráis llamar, en definitiva a ponerme en contacto con mi poder superior, y eso me ha hecho salir del lugar sin un alimento compulsivo en la cesta de la compra, y abstinente.  También he llamado a una compañera mientras estaba comprando, y le iba relatando lo que iba cogiendo. Como dice una amiga mía de OA, “la abstinencia empieza en el supermercado”. No tener en casa alimentos compulsivos me ayuda mucho. Y eso pasa por el supermercado. Comprenderéis como igualmente a mí que me inviten a comer, o que me regalen comida, es como darme un sorbito de veneno. No por que sea anoréxico, que lo he podido ser, si no por que no te suelen dar comida sana precisamente, si no dulces, que es de lo mas peligroso para mi. ¿Alguien le regala alcohol a un alcohólico? ¿O dulces a un diabético?

Volviendo al tema inicial de esta reflexión. Creo que los horarios excesivamente alargados de esta cultura del país en el que vivo,  a mi me pueden hacer algo de daño. Hoy me encontré a un compañero de trabajo comiendo a eso de la una del medio día. “Come cuando tengas hambre física, no hambre emocional”, leía hace poco. El hambre alargada en el tiempo, llega un momento que se pasa, si, pero unida a la ansiedad de una mañana de estrés en el trabajo, y el tener que esquivar supermercados volviendo a casa, me están complicando el mantenerme abstinente. El hambre física se convierte así en hambre emocional, por la ansiedad que me produce el tener que esperar, y el pasar por delante de todos esos sitios tan estupendos y atractivos donde recaer, llenos de carteles de 2x2m con las últimas ofertas de comida al kilo. Es el punto de ruptura, la fricción, el momento clave, en el que suelo recaer, pero siempre por acumulación de dos o tres días antes de haberme excedido en algún pequeño bocado fuera de casa durante el fin de semana. Los inicios de semana son terribles, y sobre todo también cuando no me queda comida en casa.

Irónicamente es el defecto lo que me lleva al exceso. Vivo en un piso muy pequeño. Cocina pequeña, despensa pequeña. Apenas si entra en casa la comida de una semana. Cuando se va acabando y se unen las circunstancias anteriores, es cuando entro en zona de peligro.

Durante años fui capaz de ir a un supermercado y hacer la compra para mi mismo, con mi propia responsabilidad y honestidad en ello. Procuraba hacerlo siempre después de ir a una reunión, para ir con las pilas cargadas. Ahora se que si quiero, no tengo por que enfrentarme a ir a un supermercado, puedo hacer la compra online y pedir que me la traigan a casa. Me encanta especialmente la Web de un supermercado concreto, por que puedo guardar las listas previas de lo que he comprado, y no ponen fotografías de los productos. Así no tengo siquiera que escoger. No hay rendija por la que se meta mi libre albedrío enfermo. Saco así la visita al supermercado de la ecuación a resolver que es mi abstinencia diaria.

Y cuando escribo esto, me doy cuenta de que todo es más sencillo con un plan de comidas estructurado que Yo decido. Lo que no entra en mi plan de comidas, no entra en el carro de la compra. Así de simple. Pero mi yo enfermo es muy rebelde y siempre busca el alimento compulsivo, como la polilla a la llama. No es la compra diaria la que me da problemas, si no la compra espontánea y no planificada, para satisfacer mi ansia compulsiva, cerca de los horarios de la comidas, o de salida de mi trabajo. tambien podria plantearme el comer en el horario "americano" por asi decirlo, no sin antes consultarlo. Por probar a ver que tal me va, asi. Esta claro que con el estomago lleno las tentaciones son mucho menos fuertes.

Etiquetas: , , ,

sábado, enero 07, 2012

Soy impotente ante la comida


Soy impotente ante la comida. Y me siento abrumado por ello. Me da hasta miedo. Por que es superior a mí.  Pienso que es algo que no solo me ha sobrepasado a mí. Pudo con mi padre, pudo con mi abuelo. Es algo que me ha venido dado de serie. Nací así, y no soy culpable de ello. Pero estoy cansado de estar en conflicto conmigo mismo por la compulsión por la comida. ¿Cuales fueron los designios de dios al crearme así con esta enfermedad dentro de mi mismo? ¿Me hizo así para que aprendiera a superarme a mi mismo?

La comida me quema, me abrasa. Absorbe toda mi atención. No puedo estar dentro de una habitación con mucha gente y comida. Es como un imán que tira de mí. Como si me hubieran enganchado un garfio en la boca del estomago que tirase de mi. Lo único que se hacer en esa situación es comer o huir, irme lo más lejos posible del alimento compulsivo. Y lo que tengo que hacer en esos momentos es usar el telefono.

He recuperado ¾ de todo el peso perdido. No me vale la ropa que me valía hace dos años. ¿Pero esta todo perdido? No creo. Me siento en la bifurcación del camino. A un lado el efecto rebote, la infelicidad, y odio a mi mismo. Al otro mi yo mismo, de hace 3 años, al cual hecho de menos. Aun no he llegado a los 113 kg o 120 kg, al umbral de la obesidad mórbida por el que tanto he sufrido.  No esta todo. Tengo que perseverar. La recuperación es un paraíso perdido, un Shangai-la para elegidos. Por favor dios llévame contigo a ese rincón lleno de beneficios. Solo se llegar allí con el esfuerzo constante y diario, viviendo a tu ritmo, no al mío.

Escribo esto para darme ánimos a mi mismo, para advertírmelo. Yo solo no puedo. Necesito herramientas de recuperación. Dios mío, tu que te expresas en mí, y en los compañeros que veo en los grupos, dame la capacidad de usar las herramientas de recuperación que me concediste en su momento. Hoy he estado abstinente, y lo necesito.

Cuando estoy abstinente la vida tiene sentido y me siento vivo. Con azúcar en las venas me siento perdido. Lo vi en una compañera y lo he constatado en mi mismo. No creo en nada establecido. Creo en dios, en el programa y en que siempre me fallo a mismo.

domingo, enero 01, 2012

Plan de llamadas


El teléfono es una herramienta de recuperación de las que más me cuestan, como a muchas personas en Oa. Creo que es por que si llamas no comes. Como descubrieron los fundadores de alcohólicos anónimos, un alcohólico se recupera hablando o ayudando a otro alcohólico. El teléfono tiene esa magia de alejar el comer compulsivamente. Creo que por eso me resisto tanto a usarlo.

Después de una reunión, charlando con compañeros de programa, tuve una revelación. Una idea, una inspiración.  Llamadlo como querías. Me di cuenta de que soy incapaz de llamar de forma paliativa para atacar mi compulsión. Es decir que cuando me pongo compulsivo no. Sin embargo tengo rachas de llamar mucho, asiduamente, cuando me lo propongo, y planifico.

Esto me trajo una idea, el plan de llamadas. Igual que tenemos en oa la herramienta del plan de comidas, o el plan de acción, y en otros grupos como DA (deudores anónimos) existe el plan de gastos, se me ocurrió que podía planificar mis llamadas por adelantado.

Esto era pasar de usar el teléfono de manera paliativa (cuando me pongo compulsivo para evitar recaer), a usarlo de manera preventiva (llamar para evitar ponerme compulsivo). A esta conclusión llegue después de darme cuenta de que el día que llamo, ese día mí comida esta en orden y mi deseo de comer compulsivamente desaparecen.

Esto no quita que no deba llamar cuando este compulsivo. Claro que si. Hacerlo es un importante salvavidas frente a la recaída y se debería de hacer siempre. Pero yo hoy por hoy no soy capaz de hacerlo. Cuando estoy compulsivo la enfermedad trae sobre mí una terrible amnesia y no quiero llamar ni hacer nada. Lo único que quiero es comer.

Así que manos a la obra, y he platicado mi agenda semanal. He preguntado a dos compañeros si les podía llamar los días que no tengo llamada a la madrina o tengo que ir a reuniones. Así todos los días tendré mi dosis de programa que necesito para seguir abstinente.

Etiquetas: