La experiencia de la abstinencia y la experiencia espiritual
La
experiencia de la abstinencia es algo que no se puede describir fácilmente.
La
enfermedad de la compulsión por la comida la describiría como un infierno en
vida. Una muerte lenta. Una obsesión enfermiza y destructiva, una guerra
conmigo mismo. Un ansia por dejar de sufrir, y cada cosa que haces por dejar de
sufrir, te duele mas todavía. Metafóricamente, para mi seria como caer en una
zarza, y al tratar de liberarme, hacerme mas daño todavía.
En
oposición a esto, la abstinencia seria para mi, como volver a nacer. Un
despertar a la vida. La liberación definitiva. Honestidad conmigo mismo y con
lo que como. Libertad de la obsesión por la comida. Estar en paz con lo que
como y con mi cuerpo. Y tener mi mente limpia, y libre para otras cosas.
Como
comedor compulsivo soy experto en el arte de mentirme a mi mismo, de
justificarme. Grandes mentiras que me digo a mi mismo son: “por un poco no pasa
nada”, “solo lo comeré esta vez”, “esto
ya no me es compulsivo”, “lo están comiendo todos”, “mañana empiezo”. Así poco
a poco mi resistencia ante la compulsión se va socavando, y la comida
compulsiva se va alargando en el tiempo, cuando el único momento que me tiene
que preocupar es ahora mismo.
El
ejemplo es vital. Ver a otros como lo están logrando y como están dejando atrás
sus hábitos destructivos con la comida, es algo inspirador y motivador. Creo
que en Oa yo he aprendido del ejemplo de otros, y también a trasmitir mi
experiencia de recuperación con el ejemplo. He conocido muchos comedores
compulsivos fuera de OA, pero lo único que puedo hacer por ellos es recuperarme
yo, ser ejemplo de recuperación.
El
conocimiento lógico de mi enfermedad no me ayuda. Saberme la teoría del
programa de recuperación de 12 pasos solamente, tampoco me ayuda. Tengo que
ponerme en marcha. Por mucho que me conozca, tengo que dejar de lado el “yo
solo puedo” y pedir ayuda para recuperarme. Seguir el ejemplo de otros. Vivir
las mismas experiencias de recuperación que les han funcionado a otros.
Tal
como yo lo he vivido, el programa de recuperación de 12 pasos utiliza el
crecimiento interior, el despertar espiritual como herramienta de recuperación
para casos terminales de personas con adicciones. En mi caso, la adicción a la
comida.
Muchas
personas son enemigas de cualquier cosa que huela a religión, por la historia y
por sus propios resentimientos. Para mi esto no tiene nada que ver con ir a
misa, o creer en una religión u otra. Lo dice bien claro en la literatura del
programa: “Oa no esta afiliado a ningún partido político, secta o afiliación
religiosa”.
Yo
no me considero católico, no voy a misa. Que vaya el que quiera. Cada no es
libre de ello. Pero he aprendido la
tolerancia y el respeto. Igual que hay personas fuera y dentro de los grupos
que gustan de ejercer una religión establecida,
y les respeto por ello, a mi personalmente no me gusta ser, pertenecer,
o ejercitar una religión dada.
¿Entonces
que es eso de espiritual? ¿cómo puedo ser espiritual y no religioso? La
experiencia espiritual para mi ha sido salir de la dinámica de la
autodestrucción mediante una adicción o trastorno de la alimentación, y empezar
a construir, a recuperarme. Pasar de sufrir a disfrutar. De sobrevivir, a
vivir. Pasar de tener todo los sentidos y emociones embotados por la
comida, a tenerlos limpios y claros una
vez que están limpios. A tener mi cerebro para mi, y no para una obsesión
enfermiza.
Este
sentimiento es tal, que me sentí lleno, plenamente realizado, feliz, con mis
emociones en sus sitio y no en una montaña rusa. Me sentí liberado.
Yo
me comía mis emociones, negativas o positivas. Cualquier dolor, ansiedad o
frustración se convertía en un atracón. Para salir de eso, para negar mi manera
autodestructiva de comer, necesitaba paz y calma en mi vida.
Etiquetas: abstinencia, segundo paso
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