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jueves, febrero 21, 2013

Fe por supervivencia


Yo no me considero católico, no voy a misa. Que vaya el que quiera. Están en su derecho y hay que respetarlo. Cada no es libre de ello.  Pero he aprendido la tolerancia y el respeto. Igual que hay personas fuera y dentro de los grupos que gustan de ejercer una religión establecida,  y les respeto por ello, a mi personalmente no me gusta ser, pertenecer, o ejercitar una religión dada.

¿Entonces que es eso de espiritual? ¿cómo puedo ser espiritual y no religioso? La experiencia espiritual para mi ha sido salir de la dinámica de la autodestrucción mediante una adicción o trastorno de la alimentación, y empezar a construir, a recuperarme. Pasar de sufrir a disfrutar. De sobrevivir, a vivir. Pasar de tener todo los sentidos y emociones embotados por la comida,  a tenerlos limpios y claros una vez que están limpios. A tener mi cerebro para mi, y no para una obsesión enfermiza.

Este sentimiento es tal, que me sentí lleno, plenamente realizado, feliz, con mis emociones en sus sitio y no en una montaña rusa. Me sentí liberado.

Yo me comía mis emociones, negativas o positivas. Cualquier dolor, ansiedad o frustración se convertía en un atracón. Para salir de eso, para negar mi manera autodestructiva de comer, necesitaba paz y calma en mi vida.
  
La propuesta de los grupos de doce pasos tal como yo la he entendido al leerla, es la propuesta de la experiencia espiritual para combatir con ella la enfermedad de las múltiples formas de adicción. ¿Y por que espiritual? Se trata de entrar en un estado de paz, calma, y bienestar que el mecanismo de la adicción se revierta o desaparezca. Como ya no siento dolor, no necesito ejercer la adicción para huir de ese dolor.

Esto incluye cambiar mi manera de pensar, y definir yo mismo mis propias creencias y mi propia experiencia espiritual. Para mi el simple hecho de salir de la adicción ya fue toda una experiencia en si.  Entiendo experiencia espiritual como crecimiento interior, mejora de mi mismo, ir hacia un mejor yo, reinventarme. Reconstruir todo lo que la adicción ha dañado y destruirme. Hacerme participe del estado mental de ascetas, santones budistas o hinduistas, que en sus meditaciones negaban la comida. Ese mismo estado mental es el que yo logro acceder cuando estoy en abstinencia. Y así logro decir que no  a todas las tentaciones de la comida que continuamente me asedian todos los días.

Es un modo de vida para mi. Es reaprender a vivir sin la adicción. La mala noticia es que no es permanente, y tal como yo lo siento, continuamente otros adictos en activo, otras personas, la vida misma, la publicidad, los alimentos que me rodean, tiran de mi hacia la adicción. Por eso he de vivir día a día ejerciendo continuamente los principios de recuperación de este programa, y vivir esa experiencia espiritual de gran bienestar continuamente, para mantenerme alejado de la adicción.  Para mi esta experiencia espiritual paso a ser cosa de supervivencia. Sobre todo al ver y constatar que mi adicción a la comida podía hacerme mucho daño, incluso matarme.

A veces lo llamo como “Fe por supervivencia” y es que no me queda otra opción o salida. Muchos compañeros de Oa y yo mismo hemos probado todo para salir de la compulsión por la comida antes de llegar a los grupos. Por supuesto que hay otras soluciones, y seguramente funcionen para otras personas. Pero para mi que era un caso de ultimátum  a mismo, desahuciado de mi propio yo, esta era la ultima oportunidad. Mas alla no hay nada. La destrucción, el abismo.

Otras personas pueden pensar “pero yo no estoy tan mal”,  y tratar de probar otros caminos.  Están en su derecho, y por supuesto otras soluciones les pueden funcionar, y yo me alegro por ello. Yo estoy en Oa por que lo he probado todo, no me ha funcionado, me desespere, y la experiencia espiritual de los 12 pasos era lo ultimo que me quedaba por probar, y me funciono.

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