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miércoles, julio 30, 2014

Honestidad, defectos de caracter y perdón

La honestidad para mi es ser consciente de quien soy, de mis fallos, de mis defectos de carácter, de mis debilidades, y también de mis virtudes y cosas buenas. Honestidad es no creerme mejor o peor que nadie, si no ser solo yo mismo. Honestidad es tener un sentido de la realidad de mi alrededor y no ver la realidad alterada por la enfermedad y los defectos de carácter. Honestidad es no juzgar a nadie y no juzgarme a mi mismo. Honestidad es no compararme con nadie motivado por los defectos de carácter. La honestidad para mi es la llave de la autoestima. Solo reconociendo mis defectos y siendo honesto conmigo mismo, puedo ver mis cosas buenas. Honestidad para mi es ser capaz de decirme a mi mismo que estoy gordo y no sufrir por ello ni que se acabe el mundo, si no asumirlo y empezar a trabajar por mejorar la situación. La honestidad para mi es el sacrificio de la verdad y sinceridad sin tapujos.

La honestidad para recorrer el camino de mi recuperación es imprescindible. Yo era experto en mentirme a mi mismo y creerme mis mentiras, sobre todo con la comida. Mentirme a mi mismo con la comida es acercarme a la recaída. Necesito ser honesto con el daño que he hecho a los demás y a mi mismo para poder repararlo, y para dejar de hacérselo.

Si no soy honesto me alejo de la recuperación. En este caso se trata de cerrar heridas del pasado. La Honestidad me surge de la necesidad de recuperación, de la necesidad de no perder la nueva vida en recuperación que he encontrado. Las ganas de la recuperación son las mismas ganas de vivir, lo que me hace ser honesto.

Irónicamente, yo creo que la compulsión por la comida, el miedo y el sufrimiento por esta enfermedad tan destructiva es lo que me ayuda a ser rigurosamente honesto conmigo mismo. Por que me hace desear estar bien. Aprendí a dar gracias a la enfermedad por empujarme a querer estar mejor. No estaría donde estoy hoy si no hubiera pasado por todo lo que he pasado. Lo que no te mata te hace mas fuerte es un dicho que en mi se cumple. Mi compulsión por la comida no me ha matado, pero el proceso de recuperación me ha hecho mas fuerte, mejor persona, por toda la ayuda recibida y el concepto de poder superior.

Y también no perder la serenidad que he encontrado y que me mantiene estable, lejos de las recaídas.

Me he dado cuenta de que llevo muy mal las interferencias exteriores de otros en mi plan de comida. Que me ofrezcan comida, o que otra personas traiga alimentos compulsivos o muy energéticos a mi ámbito. Como buen adicto a los hidratos de carbono que soy, me digo a mismo que otros no me dejan adelgazar. La clave es que yo soy incapaz de decir que no. Culpar a otros de lo que como es muy codependiente, pero realmente yo soy incapaz de decir que no. Al menos ahora puedo moderarme y cuando como cosas así, no terminar dándome un atracón de caballo.

Esto igual al resto de las cosas y situaciones. Escribiéndolo me doy cuenta de que yo puedo tener una parte de culpa, y que otros su parte. No se donde leí que los hábitos de comida se traspasan de una persona a otra, como por osmosis de unos a otros. Es un mimetismo social comer como los demás. Yo soy impotente ante la comida, no se decir no. Al menos trato de reconducir la situación, alejar la comida de mi, y adaptarme. Si me centro en la conversación, y miro a las personas a los ojos, la comida desaparece.

En cuanto a culpar a otros de mis problemas, solo me pasa cuando la gente me hace daño con sus acciones. He aprendido a ver los defectos de los carácter de los demás y así ver por que hacen las cosas. Pero necesito trabajar los resentimientos cuando los siento y no solo en el cuarto paso. Aunque muchas veces me los imagino, o me los encuentro de morros cuando investigo por que alguien me ha hecho algo.

Juzgarme a mi mismo es lo peor que puedo hacer, yo soy el fiscal mas duro para mi mismo. Detrás de eso se esconde el látigo del perfeccionismo. Juzgarme a mi mismo esta relacionado directamente con la autoestima. Gracias a dios he aprendido que la autoestima de mi mismo va por otro lado distinto a mi comida y a mi físico. No gano nada castigándome por lo que no me gusta, y debo centrarme en lo que me gusta de mi.  A veces me cuesta pero veo que otras personas ven cosas buenas en mi. También es peligroso basar mi autoestima en la opinión de otros. Pero sentirme querido ayuda.

Descomponer una situación en defectos de carácter, examinar lo que siento, permitirme sentir lo bueno y lo malo sin querer taparlo, me ayuda a vivir sin juzgarme.

He aprendido que los defectos de carácter reaccionan como los productos químicos. Yo le hago algo a alguien por que esa persona me hizo eso. Las venganzas y devolver la pelota, aunque sea emocionalmente. No reaccionar, y descomponer mis acciones en defectos de carácter para ver que me pasa, me resulta muy enriquecedor, y me ayuda a no tomar acciones motivadas por los defectos de carácter. Ponerme en el lugar de otros, y pensar en sus motivaciones, y ver por que hicieron lo que hicieron, también me ayuda a perdonarles. Esto me viene de la aceptación de que otras personas tienen sus propias motivaciones distintas a las mías, y que yo no puedo controlarles.

Estar en paz conmigo mismo, y poner paz en mi pasado, para poner las bases de una abstinencia duradera, y mantener una serenidad es una motivación para continuar trabajando los pasos de recuperación. Solo así en paz puedo mantener mi comida separada de mis emociones.

Primero tengo que aprender a perdonarme a mismo, puesto que el poder superior yo lo concibo fuera y dentro de mi. Perdonarme mis debilidades, perdonarme a mi mismo por ser comedor compulsivo, por estar enfermo, por tener sobre peso. Perdonarme a mi mismo por tantas cosas, por tener defectos de carácter, por la pereza y por no hacer todo lo que me gustaría hacer…