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viernes, enero 15, 2010

Primer paso

He vuelto a trabajar de nuevo el primer paso. Tras recaer estas navidades, que estaba trabajando el noveno paso, las reparaciones, he tenido que volver al principio. Creo que todavia no estaba preparado para el noveno. Pero bueno, no pasa nada, otra vez desde el principio y a levantar cabeza.

Primer Paso:

"Admitimos que éramos impotentes ante la comida y que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables."

"En comedores compulsivos anónimos comenzamos nuestro programa de recuperación admitiendo que éramos impotentes ante la comida.

Con la última recaída se me olvido que soy impotente ante la comida. Fue el no aceptar la ingobernabilidad de mi vida lo que me llevo al estado mental que me precede antes de la recaída al miedo y la ansiedad, en este caso por la inseguridad económica y el estar en desempleo. En el fondo creo que deseaba encontrar trabajo, y quería encontrarlo, queriendo controlar mi vida para llevarme a ello. Y asi no aceptaba mi situación. Todo esto era una pelota emocional dentro del estomago que junto con otras muchas cosas termino estallando.

Se que mi abstinencia no es mía, es un don que me regala dios a través del programa. Yo entiendo mi poder superior como ese ente oculto que esta detrás de las coincidencias de mi vida. Y también se que tengo un umbral de dolor que si lo sobrepaso el peligro de la recaída me acecha sobre todo si se juntan otros factores, como estar revuelto emocionalmente o dejar de trabajar los pasos. (Esto es precisamente lo que me ha pasado).

Lo que trato de expresar es que mi abstinencia no es mía, ni las recaídas tampoco. Suceden por que tienen que suceder, por que mi poder superior lo quiere así, y yo tengo que aprender de ello. Si hubiera seguido 6 meses más en el paro, a lo mejor sigo 6 meses más en recaída. Por que me he comido el agobio de buscar trabajo y de las entrevistas. Yo soy impotente ante la comida, ante mi vida, ante pasar de abstinencia a recaída. Pero puedo hacer mi parte, y en este momento, lo que noto es que tengo que poner las herramientas a funcionar como nunca. Y también que mi abstinencia requería que me pusiese las pilas para encontrar trabajo rápido. Dar mas de mi en la búsqueda de empleo, y así poner mi parte en la promesa de “y perderemos el miedo a la inseguridad económica”. Esta promesa la veo unida a mi orgullo y avaricia, a mi autocompasión, y es una de las puertas de doble bisagra que conducen a la abstinencia o la recaída en mi día a día. Cuidar este aspecto de mi vida es vital para mi abstinencia. Solo puedo hacer mi parte y dejarle los resultados a dios.


Muchos de nosotros nos rebelamos cuando nos desafiaron a admitir la derrota para controlar nuestra forma de comer.

Rebelamos. Esta en mi enfermedad es una palabra clave. Como enfermo comedor compulsivo soy muy rebelde. Y eso es muy peligroso. He aprendido a poner la rebeldía no como un obstáculo si no como un motor en mi vida. Por ejemplo a negarme a aceptar estar a merced de una enfermedad destructora como es un trastorno de la alimentación y ponerme en camino para buscar la solución. Ahora entiendo la rebeldía como un camino a la acción, no como un salirme con lo que yo quiero hacer. El haber trabajado los pasos que tratan sobre defectos de carácter, creo que han logrado transformar ese defecto en virtud. Si esta de moda ser malo, el mas malo, pues yo soy bueno. Trato de ser dócil y amable con la gente. Acepto aquellas cosas que no me gusta oir, como una forma de rebeldía, por que otros lo que hacen es que se rebelan contra eso. Yo trato de aprender de ello, de los errores.

Otro ejemplo practico de cómo uso la rebeldía transformándola de defecto en virtud. Hace nada leía en el solo por hoy una entrada que decía que debía decirme siempre SI en vez de NO. SI puedo estar abstinente, SI puedo llamar. SI puedo recuperarme. La positividad como arrolladora fuerza constructiva. Durante muchísimo tiempo he dicho que no a mil cosas a mil situaciones por mi enfermedad, por miedo a la comida, por miedo a personas enfermas. Eso ha alimentado mi miedo y mi autocompasión y me ha llevado a sentirme mal conmigo mismo, limitado, y atrapado con la enfermedad. He renunciado a mil cosas por la enfermedad, por miedo a recaer. Por MIEDO, una decisión por un defecto de carácter. Me niego a ser menos que nadie por ser comedor compulsivo, yo puedo con la ayuda de dios, del programa y de mis compañeras, recuperarme y llevar una vida digna un día a la vez. Me niego a dejar de hacer cosas o dejar de vivir por miedo a la comida. Cualquier cosa con programa, puedo hacerla. Admitir la derrota es saber que necesito el programa para hacer esas cosas, como un viaje, como ir a un albergue con muchos jóvenes, o a casa de unos amigos por navidad. Pero necesito llamar, escribir y leer para hacer esas cosas. No puedo pretender hacerlas a las bravas pasando de todo. Admito que soy comedor compulsivo y que necesito una ayuda para vivir, y que no puedo pretender ser una persona normal. Estoy enfermo, necesito ayuda, incluso para las actividades mas triviales que me superan. Mi rebeldía estupida es querer hacerlas basándome en mis solos recursos sin pedir ayuda. Nadie llama a su madrina o a una compañera , o tiene que rezar antes de entrar a un supermercado. Yo siento que lo necesito. Debo dejar mi orgullo al lado, y cuando siento el impulso, hacerlo. Me va la abstinencia en ello.

Es como una doble vuelta de tuerca. Siempre he visto a los rebeldes como seres hiperorgullosos e individualistas que luchan continuamente con salirse con la suya. Yo, a base de palos, he aprendido. Soy mas rebelde que los rebeldes, tanto que yo escucho y hago lo que me dicen, por que el papel de rebelde ya no me vale ni me ayuda. Es mas, la rebeldía, con la comida, me lleva a recaer.

1 Comentarios:

Blogger rosalyn escribio...

gracias compañero, a traves de tu diario me has dado el regalo de tu experiencia y he renovado mi fortaleza y esperanza en Comedores Compulsivos, el programa vaya que funciona!

25 abril, 2012 18:07  

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