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jueves, enero 29, 2009

Reflexiones acerca del compromiso y el estancamiento en el trabajo del programa de 12 pasos de OA

Bueno, para mí, la recuperación y el trabajo de los pasos es una cuestión de compromiso, dedicación y disciplina. A todos nos cuesta llamar, porque es romper el aislamiento en el que me sume la enfermedad. Arropadito en mi vida no me acuerdo de la recuperación y estoy a expensas de mi mente enferma, a la que por supuesto no le viene bien que yo haga nada para recuperarme. La enfermedad en mi cabeza es muy lista, y tiene métodos para auto perpetuarse y aguantar en mi cabeza, agazapada, esperando, a que yo le abra la puerta.

Compromiso: A nadie se le exige nada en oa. Todo es sugerido. Cada uno podemos hacer lo que queramos. Hasta los 12 pasos son solo una simple guía y hay muchas maneras de hacerlos y trabajarlos. Pero igual que no se exige nada, no hay responsables de otras personas. En otras palabras. No somos culpables de nuestra enfermedad, pero somos responsables de nuestra recuperación. Igualmente no podemos exigir a nadie que nos cure. La recuperación es algo que tenemos que hacer nosotros, nadie me la puede dar, ni me la pueden inyectar ni darla en pastillas. Me la tengo que currar yo con todas las herramientas que tengo a mi disposición. Este es un programa de acción. Yo tengo que hacerlo.

Pero siempre parece que tengo otras cosas que hacer en mi vida antes que recuperarme. Nunca tengo tiempo para oa y para hacer lo que tengo que hacer. Siempre está el trabajo, la familia, otras cosas que requieren mi atención y que hacen que se salga el programa de mi cabeza, por que ocupan mi tiempo de cerebro.

Para mí, en mi humilde opinión, a lo largo de mi experiencia en oa, he aprendido que no me funciona si no pongo el programa y recuperarme de la enfermedad como una prioridad en vida. Oa es lo primero para mí, incluso por encima de familia, amigos y trabajo. Si no es así, dejo un hueco para que se cuele la enfermedad porque prefiero hacer otras cosas antes que usar las herramientas que me recuperan día a día. La enfermedad es despiadada y cruel, nos erosiona y destruye como personas día a día, sin darnos cuenta. Hoy es no llamar, mañana es no escribir, pasado es coger algo de peso, al otro es saltarme reuniones, y al final sin darme cuenta, estoy en recaída. Siempre es así, poco a poco, lo he visto muchas veces, demasiadas. Procuro aprender de los demás y de sus errores. Yo no quiero caer en la misma piedra. Siempre me estoy vigilando para ver las señales de recaída para evitarla.

Si no pongo mi recuperación lo primero y el programa como una prioridad, es que hay cosas más importantes para mí que recuperarme. Si yo recaigo, mi vida se apaga, vuelvo a la obsesión y no puedo pensar en nada más que en comida. Entre vivir en el infierno de la compulsión por la comida (donde yo desaparezco y todo es comida en mi cabeza) y entre el programa primero como una prioridad y luego tener una vida de la mano del programa, yo me quedo con lo segundo. Es muy sutil, con que un día ya no haga el inventario diario o me salte el plan de comidas, ya me noto que mi carácter se empieza a agriar, y mi comida no está donde debería y me siento más intranquilo. Así que tengo que hacer un compromiso conmigo mismo, y comprometerme a trabajar por la recuperación, a estar dispuesto a hacer lo que haga falta para recuperarme. Creo que es lo único que se puede pedir en el programa, compromiso. Mente abierta y compromiso. Traducido: la buena voluntad de querer dejar de comer compulsivamente. Como dice la tradición: “El único requisito para ser miembro de oa es el deseo de dejar de querer compulsivamente.”

En cuanto a la disciplina, es muy importante hacer las cosas que tengo que hacer cuando las tengo que hacer. Siempre se dice que las herramientas nos recuperan de comer compulsivamente. La enfermedad no da tregua ni cuartel y cuando la comida me ronda, necesito todas las herramientas para recuperarme. Todas. A parte del uso beneficioso de cada herramienta (que al final es alejar de mi la idea del atracón), el uso regular y rutinario de las herramientas traen la disciplina y el orden a mi vida.

Como comedores compulsivos venimos del más puro caos y desorden, comiendo de manera caótica, y con nuestras emociones como si nos hubieran metido en una coctelera. Todos los intentos de controlar la comida mediante mi propia voluntad han fallado y no han tenido éxito. No puedo con la comida, soy impotente ante ella. Pero si hay cosas que si puedo hacer. Si puedo llamar, escribir, ir a reuniones, escribir todos los días mi inventario diario. Si te fijas todas ellas son actividades cíclicas y repetitivas, algunas incluso diarias. El hacerlas una y otra vez, me dan una rutina, una sensación de orden, y finalmente cuando las incorporo a mi vida, una disciplina y autocontrol. Algo increíble para personas que no eran capaces de controlar si se comían algo o no. Cuando la disciplina y el autocontrol entran en mi cabeza a través de las herramientas, de manera natural, sin ningún esfuerzo, me doy cuenta que estas se empiezan a expresar en mi manera de comer. Sin luchas, sin comederos de cabeza. Es más fácil aprender disciplina y autocontrol con otras cosas que no sea la comida, y así es como funciona el programa, tal como yo lo entiendo. Y siempre puedo pedir ayuda mi poder superior, y pedirle que me de la voluntad que yo no tengo para hacer lo que tengo que hacer. Dios ayúdame a hacer esto, porque yo solo no puedo y necesito que me prestes un poco de tu gran voluntad para poder hacerlo

El peso es un indicativo de que algo va mal. No hay que darle más importancia de la que tiene. Es como abrir el capo de un coche y mirar el nivel de aceite. Si subo peso es que tengo revisar como estoy llevando mi programa y ponerme en acción para mejorar. Muchas personas en oa cuando ven que su peso suben vuelven a luchar por intentar controlar su peso, con la vuelta a la obsesión por la comida. No puedo permitirme que subir de peso me devuelva a la enfermedad. Subir de peso estando abstinente significa que he de revisar como estoy llevando el programa y que tengo que revisar mi plan de comidas, nada más.

El relajarse con las herramientas hace que me relaje con la comida, porque me relajo con mi programa. Si es el programa quien me da una serenidad con la comida, si me relajo con el programa mi comida se resiente. Así pues en cuanto noto que el peso me da el toque, es que mi poder superior me está llamando la atención para que vuelva a trabajar el programa como antes he hecho. Y si no puedo, he de pedir ayuda, a quien me apadrine, a las compañeras y a mi poder superior.

Los líquidos son una trampa. Para un alcohólico beber refrescos de cola le recuerda al cubalibre. El redbull a secas, al whisky con redbull. A un drogadicto la medicación como calmantes o analgésicos les puede recordar a las drogas duras de verdad. A mí como comedor compulsivos un batido de chocolate me recuerda al chocolate. Hay líquidos y líquidos. Como todo cada uno sabemos nuestro limite, pero no podemos deformar nuestra mente enferma para decir “solo líquidos entre horas” y luego estar bebiendo líquidos azucarados, como batidos, chocolate, café bombón, etc… Yo he recaído con líquidos que llevaban azúcar y he notado como causaban en mi el mismo efecto. Incluso hay personas sensibles a los zumos ya que los zumos provienen de la fruta que lleva fructosa que es un edulcorante artificial. Podemos caer en el pozo de usar el líquido dulce como sustitutivo a comer dulce. Mi madrina me comento que el zumo es comida licuada. Recordé un compañero que estaba operado del estomago y en su recaída pasaba por la trituradora los huevos fritos con patatas y filete hasta dejarlos líquidos y entonces se los bebía. Nata liquida, leche condensada, bebidas energéticas, horchatas, leche merendada, etc, etc, etc, pueden ser trampas mortales para un comedor compulsivo sensible a cualquier cosa que lleve azúcar o alto contenido de hidratos de carbono. El programa sugiere no tomar nada entre comida excepto bebidas no calóricas. Eso para mí es cualquier bebida que no proceda de una alimento perse, y cuya base sea agua, y que no esté azucarada. Para mí la salida son las infusiones. Hay otras personas que beben café. Pero a mí el café me resulta peligroso, me lleva a la leche, y al azúcar. Así que me quedo con las infusiones, que hay muchos tipos, de diferentes sabores (así no me aburro), me llenan, hacen que se me pase el hambre. Además están calentitas y eso en invierno me viene bien.

Para mí en el avanzar de mi recuperación ha sido básico renunciar a alimentos. Primero a alimentos compulsivos. Y luego a otros alimentos que si bien no son compulsivos sé que no me convienen. Igualmente renunciar a cantidades. Yo he aprendido de las compañeras que un plan de comidas se puede hacer de manera que las cantidades sean irrelevantes. El control de las cantidades a muchas personas les recuerda a la dieta, y el tratar de comer siempre menos y cada vez menos, les sume en la angustia que les lleva a recaer. Para mi andar tratando de comer siempre menos de una cosa es síntoma de que estoy intentando controlar la comida, cosa que el programa me enseña que no puedo hacer ya que soy impotente ante ella. Y segundo si estoy tratando de comer menos de eso, es que se que “eso” es algo que no me conviene, porque puede ralentizar mi pérdida de peso. Así que prefiero no comerlo, renuncio a ello, y le cierro la puerta a la obsesión a través de ese alimento. He visto compañeras delgadas, de mucha pérdida de peso, de años en abstinencia, comer unas ensaladas grandes y suculentas. Según su ejemplo no se trata de cuanto comemos, si no que comemos.

A parte del programa y de oa, los médicos y la sociedad empiezan a reconocer cada vez más lo que llaman “adicción a los hidratos de carbono”. Yo no soy médico ni se explicarlo, pero creo que es algo científico que los hidratos de carbono, sean cuales sean se descomponen en glucosa en la sangre mediante la acción del páncreas y la acción de la insulina. Y el primer órgano que tiene prioridad sobre el resto del cuerpo para el acceso a los nutrientes es el cerebro. Como enfermos comedores compulsivos que somos, hemos detectado como un chute de alimentos compulsivos va directo como un ascensor a nuestra cabeza. Es entonces cuando vienen las ansias, los nervios, los temblores, los cambios de humor, hasta el popular “mono”. Cualquier hidrato de carbono, sea cual sea, (aunque no sea azúcar, que es el hidrato de carbono mas puro y fuerte) se descompone en glucosa y va a mi sangre, y de ahí a mi cerebro. Para mi en mi programa es básico renunciar a los hidratos de carbono por que si no estoy alimentando mi compulsión sin darme cuenta. Muchas compañeras dicen: Pero es que hay que comer de todo para estar sano, si no como hidratos me faltan eso en mi cuerpo. Vale, eso será asi para una persona estándar no adicta y con un peso razonable. Un comedor compulsivo con un sobrepeso importante como yo era, se dedica solo a los hidratos de carbono. Yo no me daba los atracones precisamente de fruta, ni estaba todo el dia picoteando zanahorias precisamente. Tengo exceso de hidratos de carbono en mi cuerpo, reservas abundantes, acumuladas tras años y años de vivir en la compulsión por la comida. Y tengo que desahacerme de ellos. Hoy no necesito mas hidratos de carbono. Los tengo en exceso dentro de mi. Puedo vivir con la reserva de hidratos que llevo dentro. Yo aprendi que mi recuperación física tiene que pasar por alimentar mi cuerpo según lo necesito. Y ahora mi cuerpo no necesita hidratos. Necesita todo aquello que no le he dado durante tanto tiempo. Si el dia de mañana adelgazo o no, y entonces para no adelgazar mas le tengo que dar a mi cuerpo hidratos de carbono, eso es algo que solo por hoy no se, ni me tengo que preocupar de ello, por que es como esperar a perder el kilo para darme permiso para comer. Hoy renuncio a alimentos que se que no me van bien, mañana no lo se. Hay abstinencias y planes de comida de todos los colores, y con objetivos diferentes: para bajar peso, para mantenerse, para subir peso. La revisión continúa del plan de comidas y el ir cambiándolo continuamente según estamos para ir mejorando para mi debe de ser una constante en el trabajo diario.

El plan de comidas de cada uno es propio y personal y los padrinos no podemos hacer nada más que dar sugerencias. Nadie es nadie en oa para decirle a otro lo que ha de comer. Si uno sube de peso estando abstinente, mi sugerencia es revisar el plan de comidas acerca de lo que estas comiendo, si estas tomando mas hidratos de carbono de los que necesitas según tu peso actual, a donde quieres llegar, y el ejercicio que estés haciendo según el estilo de vida actual, si es más o menos sedentario.

Muchas veces estamos tan colgados aunque no nos demos cuenta que somos incapaces de renunciar a los hidratos de carbono aunque no sean alimentos compulsivos. Buscamos la sensación de llenazón y plenitud que nos da hincharnos con los alimentos más energéticos y calóricos que hay.

Pídele ayuda a tu poder superior para que te de su fuerza para hacer los ajustes necesarios y que creas conveniente en tu plan de comidas. Entrégale tu comida y deja que él te guie con esta cuestión.

Por otra parte hay infinidad de trucos y “tips” para favorecer la pérdida de peso sin hacer dieta.

-No comer segundo plato.

-Dejar siempre algo que sobre en el plato “para el poder superior”.

-Comer con cubiertos pequeños. (Para así comer más lento, ya que la sensación de hambre se va a los 10 minutos de haber empezado a comer)

-Ir andando siempre a los sitios, y nunca subir en ascensor, coger siempre las escaleras. (se trata de ser menos sedentario en la vida diaria)

-Sustituir la patata por manzana. (Tienen una consistencia similar, pero la manzana da mucho mejor sabor, a la par que es menos energética, y se puede usar igual en hervidos y revueltos con verduras)

Hay muchas personas en el programa, que a pesar de estar abstinentes no pueden, son incapaces, de lograr la pérdida de peso que desean. Esto puede ser por muchos factores, y depende de cada persona, pero uno puede ser por la incapacidad de renunciar a ciertos alimentos. Lo más común es no ser capaz de renunciar a los alimentos más energéticos e hidratos de carbono. He visto a muchas personas avanzar en los pasos y empezar a recuperarse emocional y espiritualmente, pero ser incapaces de rendirse totalmente con la comida. Para mi es la entrega total al programa, tener la buena voluntad, la mente abierta, ser capaz de hacer lo que sea por recuperarme, lo que me lleva a rendir mi comida al poder superior un día a la vez. Si no, corro el riesgo de quedarme estancado, abstinente pero engordando. Y eso, en si mismo puede ser un avance por que pasamos de ser comedores compulsivos a ser simplemente obesos. Le preguntaba a una compañera ¿Es esa la recuperación que quieres? ¿O quieres estar en paz contigo misma y con tu cuerpo?

El estancamiento en el programa se reflejar en mis emociones. Cuando no uso las herramientas me noto como el carácter me vuelve a ser como antes de entrar al programa. No nos podemos imaginar como nos suaviza el comportamiento el uso de las herramientas. Canaliza todo nuestro caos emocional interior. La abstinencia, no es solo dejar de comer ciertos alimentos. Es también un estado espiritual y emocional, de paz y serenidad, en el que ya no se siente dolor, y por lo tanto no se necesita comer compulsivamente para tapar las emociones. Hay quien recae primero por la comida y luego van las emociones detrás. Hay quien sufre primero emociones que no puede gestionar, y luego no puede soportar el dolor y cae en el atracon. Pero si algo he aprendido es que como comedor compulsivo, mi manera de comer y mi estado emocional van unidos, y una cosa se refleja en la otra. Por lo tanto he de cuidar mi comida, y he de cuidar de mis emociones.

En AA existe un estado al que llaman “Estar borracho seco”. Básicamente se trata de una persona que no está bebiendo alcohol pero aun tiene actitudes alcohólicas. Puede (es lo más normal) que esta persona no esté trabajando los pasos ni usando las herramientas como se debe, y que se mantenga sobria por su propia reserva de fuerza de voluntad (que es finita y se acabara en algún momento), o que este viviendo de rentas, es decir aguantado a base de un trabajo previo que ha hecho pero que ahora ha dejado de hacer. Para mi es igual no estar comiendo compulsivamente, pero no recuperarme en otras áreas de mi vida, y que esto se manifieste en mi carácter. Perder la serenidad es uno de los primeros síntomas de que se acerca una recaída. Significa que vuelvo a empezar a estar otra vez como antes de llegar a oa y trabajar los pasos. Es un retroceso. El estar borracho seco para mí es un estado de transición hacia la recaída. En cuanto a la comida, es una falsa abstinencia. La comida tiene ese poder que el alcohol no tiene. Con el alcohol está claro, o bebes o no bebes. Pero la comida puede hacerme creer que estoy abstinente cuando en realidad no lo estoy. Comer en exceso compulsivamente. Puede que esté el exceso pero no la compulsión. Y eso, un empujoncito mas, y recaída al canto. Yo mismo lo he vivido en mis carnes más de una vez, y más de dos.