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domingo, enero 18, 2009

Primer paso de alcoholicos anonimos, comentado por un comedor compulsivo (parte dos)

Al vernos obligados a admitir la derrota, la mayoría de nosotros nos rebelamos. Habíamos acudido a A.A. con la esperanza de que se nos enseñara a tener confianza en nosotros mismos. Entonces, se nos dijo que, en lo concerniente al alcohol, la confianza en nosotros mismos no valía para nada; que de hecho era una gran desventaja. Nuestros padrinos nos dijeron que éramos víctimas de una obsesión mental tan sutilmente poderosa que ningún grado de voluntad humana podría vencerla. Se nos dijo que sin ayuda ajena no podía existir tal cosa como la victoria personal sobre esta obsesión. Complicando implacablemente nuestro dilema, nuestros padrinos señalaron nuestra creciente sensibilidad al Alcohol - una alergia, la llamaban. El tirano alcohol blandía sobre nosotros una espada de doble filo: primero, nos veíamos afligidos por un loco deseo que nos condenaba a seguir bebiendo y luego por una alergia corporal que aseguraba que acabaríamos destruyéndonos a nosotros mismos. Eran muy contados los que, acosados de esta manera, habían logrado ganar este combate mano a mano. Las estadísticas demostraban que los alcohólicos casi nunca se recuperaban por sus propios medios. Y esto aparentemente había sido verdad desde que el hombre pisó las uvas por primera vez.

El orgullo para mi es una lacra en cuanto a la recuperación se refiere. Si sigo pensando que yo solo puedo sin ayuda, me niego a recibir el apoyo que necesito. Solo estoy en un duelo cara a cara con mi enfermedad. A solas, la comida siempre gana. Necesito toda la ayuda que pueda conseguir para salir adelante y dejar atrás los atracones. Y para eso primero tengo que admitir que tengo un problema, y que necesito ayuda. Un ejercicio de humildad y tragarme el orgullo del “yo solo puedo”

Durante los años pioneros de A.A., únicamente los casos más desesperados podían tragar y digerir esta dura verdad. E incluso estos "moribundos" tardaban mucho en darse cuenta de lo grave de su condición. Pero unos cuantos sí se dieron cuenta y cuando se aferraban a los principios de A.A. con todo el fervor con que un náufrago se agarra ala salvavidas, casi sin excepción empezaban a mejorarse. Por eso, la primera edición del libro "Alcohólicos Anónimos", publicado cuando teníamos muy pocos miembros, trataba exclusivamente de casos de bajo fondo. Muchos alcohólicos menos desesperados probaron A.A., pero no les dio resultado porque no podían admitir su impotencia.

Para mi el tocar fondo me lleva a no querer estar así, me empuja a querer hacer lo que sea para estar mejor, es decir para recuperarme. Tanto físicamente si he cogido mucho peso, como emocionalmente si estoy hecho polvo y depresivo, como espiritualmente si me siento perdido, desamparado y que toda mi vida es dolor. Desde este fondo, las ganas de estar mejor, para mi se convirtieron en un ansia de redención, de reconstruirme a mi mismo desde cero, unas ganas de mejorar, que las encamine a través del programa trabajando los pasos.

Es una tremenda satisfacción hacer constar que esta situación cambió en los años siguientes. Los alcohólicos que todavía conservaban su salud, sus familias, sus trabajos e incluso tenían dos coches en su garaje, empezaron a reconocer su alcoholismo. Según aumentaba esta tendencia, se unieron a ellos jóvenes que apenas se podían considerar alcohólicos en potencia. Todos ellos se libraron de esos diez o quince años de auténtico infierno por los que el resto de nosotros habíamos tenido que pasar. Ya que el Primer Paso requiere que admitamos que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables, ¿cómo iban a dar este Paso personas como ésas?

Cada uno tiene su propio y particular fondo. Cuanto mas me pienso que ya he llegado a lo peor, no se que puedo caer aun mas bajo. Mis peores atracones no han sido fuera de oa, si no en recaídas estando dentro de oa. Mi mente enferma puede seguir degenerando hasta la autodestrucción infinita. En los grupos aprendemos unos de otros. Yo aprendí a fiarme de la experiencia de otras personas, así puedo evitarme las dolorosas situaciones por las que esas personas han pasado. Y a través del apadrinamiento, puedo trasmitir mi experiencia, y me la trasmiten. Como es una enfermedad que todos la sufrimos de una manera mas o menos similar con nuestras propias particularidades, nuestras experiencias son similares, y podemos aprender los unos de los otros. Es así como aprendiendo de las experiencias de los demás, y de la manera que supieron sobrevivir a esas situaciones, es como puedo evitarme el mismo sufrimiento. Recuperarme, no es solo dejar de comer compulsivamente, si no aprender a vivir de nuevo de un modo mejor, mas vivido, mas satisfactorio.