ESCRIBE AQUI EL TEMA SOBRE EL QUE QUIERES LEER EN MI BLOG:
Búsqueda personalizada

lunes, octubre 29, 2007

El proceso de crecimiento interior que he sufrido durante todo este tiempo asistiendo a comedores compulsivos anónimos

El paso uno me dice que soy impotente ante la comida y que mi vida se ha vuelto ingobernable. El paso dos me dice que solo dios tal como yo lo concibo puede devolverme el sano juicio.

Afronte el paso uno desde la perspectiva de haber tocado fondo con la comida. Había usado la comida como droga durante algún tiempo y había destruido con ella. Muchas personas piensan que la comida es inofensiva. Total, solo son unos kilitos de más.

Yo, como muchos, viví, abandonado a los brazos de la obesidad, en esa dulce inconsciencia de los kilos y la depresión, sabiendo que yo era diferente, que había algo mal en mí, pero no sabiendo que era.

Solo un empujoncito convirtió mi “inofensiva” obesidad en una destructiva compulsión por la comida. Una manera de comer adictiva. Si lo comparo al alcohol, comía cuando salía con mis amigos, comía en eventos sociales, dándole a la comida el poder de agilizar mis relaciones con otras personas. Comer era el centro de mi vida social. Incluso tenía borracheras de comida, atracones, tras los cuales vomitaba “por que había comido demasiado” o por que “algo debía de estar en mal estado”.

Así poco a poco fui descendiendo al infierno de la compulsión por la comida.

La comida pasó de ser alcohol para mí, para pasar a ser igual que la cocaína o la heroína. Empecé a hacer verdaderas locuras con la comida, propias de un adicto que sabe que lo es pero que no puede dejar de serlo. Cosas totalmente denigrantes como comer a escondidas, comer comida congelada en mal estado, tirar comida a la basura, condicionar el sexo a la comida siendo lo mas de lo mas el usar comida en mis relaciones sexuales. Comer en exceso hasta terminar en el hospital. Competir con otros hasta ver quien podía comer más. Comer en el coche a altas velocidades con riesgo de sufrir accidentes de tráfico.

Llego un momento que toque fondo de verdad. Mi vida se apago y solo había comida. Me despertaba comía y volvía a la cama. No hacia ni sentía nada mas. Era un adicto que dejaba pasar los días ejerciendo su adicción y durmiendo, esperando el triste final de una muerte lenta.

El alcohol mata, las drogas matan. La comida me anulo como persona, la comida mata lentamente.

Me volví huraño, huía de las personas, usaba la comida para no sentir nada, ni que nadie pudiera herirme. Cuando comía, yo desaparecía y no sentía nada, ni alegría ni dolor. Estaba perdido en la adicción, y los kilos seguían subiendo y subiendo. Años antes podía haber adelgazado, pero mi cuerpo sabía bien lo que era engordar a pasos agigantados. La perspectiva de la obesidad mórbida, el morir de un infarto, embolia, u operación era una cercana realidad.

A menos que yo quisiera despertar y salir de los brazos de la enfermedad.

Y así lo hice. Con mucha ayuda. Puse un pie de verdad en comedores compulsivos. Al principio solo iba, hablaba mucho, pero no trabajaba nada más.

Esta fase me ayudo a ver que había otra perspectiva en aquellas personas, que había otra manera de vivir. Que no podía seguir así, que había algo más que comer litros de helado tirado en la cama.

Tuve que admitir que mi vida hasta aquel momento, tal como yo la había llevado, no tenia sentido, por que me había llevado a destruirme con la comida. Tuve que darme cuenta que era impotente ante la comida, por que la comida me destruía hasta tal punto de llevarme a encerrarme en mi habitación y tirar la llave, o a ponerme nervioso o irritable por la sola idea de comer. Como un drogadicto que espera su dosis.

Fue así con el primer paso que pude constatar que era impotente ante la comida (por que esta me destruía como persona), y que mi vida se había vuelto ingobernable (mi manera de vivir había acabado encerrado en mi cuarto solo para escaparme a la cocina a devorar todo lo que hubiera)

Cuando comprendí esto, sabiendo que había otra manera de vivir, por que lo había visto en los compañeros y compañeras de oa que lo habían logrado cuando me decidí a hacer tabula rasa con mi vida, a empezar de cero.

Aquello no era una dieta mas, ni era un compromiso conmigo mismo, ni con un medico o dietista. Era una cuestión de pura y llana supervivencia. La comida me estaba matando y tenia que salir adelante fuese como fuese. Y como sabia que yo solo no podía, necesitaba toda la ayuda que pudiera conseguir, de mi familia, de mi grupo, de mis amigos, de mi propio y personal dios (aunque por aquel entonces aun no creía como lo hago hoy).

Cuando admití que no sabía como salir de mi adicción y que mi vida era un callejón sin salida, estuve dispuesto a escuchar la solución que me proponen en comedores compulsivos anónimos. Solo nunca había podido liberarme de la esclavitud a la comida. Con ayuda quizás si pudiera.

Escuche a los que lo estaban logrando y los imite. Hice lo que ellos hacían, poco a poco, de manera natural, sin giros radicales. Vi poco a poco como pequeños cambios en mi conducta un día a la vez, daban resultados. No me sentí agobiado ni presionado, lo hacia por que lo necesitaba, por que sentía que lo tenia que hacer, no por que nadie me obligase o por que me lo impusieran.

Empecé a creer que los grupos de comedores compulsivos podían funcionar en mí según iba viendo cambios a mejor en mi vida, en mi personalidad, en mi conducta, y en mi manera de comer.

Ya lo había probado todo antes, dietas, gurus de la nutrición, pastillas, ayunos y mil locuras más. ¿Qué podía perder? No tenia nada que perder y si mucho que ganar. Tenía muchas ganas de vivir. Me sentía joven y con muchas ganas de vivir una vida, que la comida me había arrebatado. Ya no era solo una cuestión de kilos, era una cuestión de supervivencia y de mejorar mi calidad de vida. Era una cuestión de dejar de rebotar de depresión en depresión preso de mis desbocadas emociones, a buscar una nueva manera de vivir mejor, ya que yo había perdido el sano juicio.

Escuche lo que me proponían en Oa, y poco a poco comencé a vivir así, primero un poco, luego entregue cada vez mas aspectos de mi vida. Vivir mi vida previa eliminando aquellos aspectos de mi vida que me llevaban a comer compulsivamente fue para mí un descubrimiento. Renací de las cenizas de mi mismo, mas vivo y mas esperanzado que nunca. Todo el proceso de redención me había mejorado a mi mismo. Me sentía mejor persona que aquel yo que comía tirado en la cama. La depresión había desaparecido. Había nacido de nuevo.

Creía en el programa. Antes la comida era mi dios, ahora el programa de doce pasos era mi dios, por que me lo había dado todo, una nueva vida, un nuevo yo, una alegría, un sentido a mi existencia.

Donde había dolor ahora sentía alegría. Donde había miedo a relacionarme con otras personas, ahora había en mi compresión, empatía, carisma, sinceridad y facilidad para socializar. Desde el primer día que me decidí a hablar en un grupo todas estas cosas se fueron cultivando en mi interior. Escribir sobre mis emociones me ayudo a saber que sentía cuando antes solo quería estar empachado de comida para no sentir nada.

Mi vida mejoro y empecé a recuperarme. No solo perdí una gran cantidad de peso que no he recuperado, si no que además mi interior floreció de una manera espectacular. Otras veces que había adelgazado, mi yo de entonces no había sabido gestionarlo y había vuelto al refugio de la comida ante tantas emociones que mi nueva delgadez me presentaba.

Pero esta vez, con 50 kg de menos que el primer día que me decidí a adelgazar y 20 kg menos desde que entre en los grupos, estaba preparado por que había trabajado mi yo interior, mi paz espiritual. Ya no necesitaba comer para paliar un dolor, por que ya no sentía dolor alguno. Ahora sabia como evitar el comer para tapar el dolor de mi vida, y era construyendo una vida mejor para mi.

El programa me hizo despertar y empezar la búsqueda de un mejor yo y de una mejor vida para mi, poniendo mi vida en manos de aquello que yo veía que funcionaba en otras personas y que poco a poco daba resultados en mi. El programa de 12 pasos de comedores compulsivos anónimos.

3 Comentarios:

Blogger koper escribio...

brutal, me ha encantado, yo necesito ese tipo de ayuda

30 octubre, 2007 00:50  
Anonymous Anónimo escribio...

Hola! voy a comenzar en estos grupos de O.A. y me gustaría que intercambiasemos algunas opiniones, si no te importa. Cómo me puedo poner en contacto contigo?

Muchas gracias

01 noviembre, 2007 17:27  
Blogger m2c escribio...

Saludos koper y anónimo. Arriba de la
la página a mano izquierda teneis la dirección de correo que uso para recibir correo de los visitantes de mi blog.

Os recuerdo la direccion: psicoterapiaradioactiva
@bigfoot.com

Escribidme cuando querais.

Un saludo.

m2c

01 noviembre, 2007 19:36  

Publicar un comentario

<< Home