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martes, agosto 21, 2007

Tocar fondo es esencial para desear la recuperación.

Tocar fondo es esencial para desear la recuperación. El fondo de cada comedor compulsivo es personal, eso es lo que creo yo. Mi propio y personal fondo, mi infierno en vida creado por mi mismo a mi medida, mi callejón sin salida, mi “hasta aquí hemos llegado”. Mi momento definitivo donde tuve que escoger vivir o morir, el momento en el que vi que mi vida era una locura y que no podía seguir así por que me estaba matando lentamente a base de atracones y exceso de comida.

Es en este fondo, donde muchas personas se dan ultimátums o acarician la muerte como una solución aceptable. En el descenso a este infierno personal la degradación de la persona incluye de todo: dietas abusivas o extremas, vómitos, comilonas, robos de comida o dinero para comprar comida, mentiras, esconder comida, operaciones del aparato digestivo, conductas temerarias suicidas, etc… Yo hice alguna de esas cosas que nombro aquí.

Y no hace mucho. Cuando recaigo todas estas conductas vuelven a mí, y con más fuerza. Mi recuperación se anula y estas conductas autodestructivas que estaban en un cajón vuelven con mucha mas fuerza si cabe. En mi última recaída pude comprobar como la enfermedad avanza y es degenerativa por que me vi haciendo algo que no había hecho antes: planeando atracones, y asaltando supermercados a golpe de tarjeta de crédito. Mi propio y personal viaje a los infiernos de la compulsión por la comida.

Es ese tocar fondo lo que me da las ganas de salir de el y de querer recuperarme. Es una especie de fuego que siento en el corazón, un ansia de redención, unas ganas de querer vivir mejor. Es un sentimiento mucho más fuerte que cualquier motivación que haya sentido jamás, y que termina mutando en fe. Pasa de ser de unas ganas de vivir, a una gran esperanza a una fe en el programa de 12 pasos y en mi poder superior. Al final de este sentimiento se haya la abstinencia.

Llegue a Oa hace dos años. Aprendí que sufro de un trastorno de la alimentación, una enfermedad que deteriora mi calidad de vida y que es en última instancia, mortal. Ser consciente de que padecía esta enfermedad me costo mucho trabajo. Tuve que sufrir sus efectos y síntomas para tomar conciencia de ello. Desafortunadamente mi enfermedad no esta tan documentada y reconocida como sus enfermedades hermanas: la anorexia y la bulimia, por mucho que compartan algunos síntomas.

Una vez fui consciente de la enfermedad que padezco, aprendí que puedo vivir con ella igual que un diabético convive con su enfermedad. Necesito, igual que un diabético se inyecta insulina a diario, hacer ciertas cosas por mi recuperación para poder vivir de una forma digna sobrellevando mi enfermedad.

Así pues empezó el viaje de mi recuperación. Como venía de estar con la enfermedad en activo, tuve que tener durante una época cuidados paliativos hasta que los atracones pararon y la enfermedad disminuyo. Entonces empecé a buscar el por que de mis atracones y a analizar mi interior para ver por que había terminado llegando hasta ese punto.

Entonces empecé una fase de “mantenimiento”, pero como el diabético, necesito seguir trabajando a diario. La enfermedad es degenerativa, y sigue adelante, con lo que cada vez necesito trabajar más por mi recuperación.

Cuando me relajo, o los factores que acentúan mi enfermedad se refuerzan, tengo recaídas y vuelvo a la pesadilla de los atracones, pero noto que he evolucionado mucho, aunque me queda mucho aun por mejorar.

Antes vivía en un atracón perpetuo, ahora puedo contar con los dedos de la mano los días que he tenido atracones el último año. Y sigo trabajando para que algún día, si dios quiere pueda decir que ese año no he tenido atracones.

Y aun cuando tengo un episodio de recaída en la comida, noto que mi cabeza esta mucho más estable que como me recuerdo a mi mismo atracándome hace varios años, totalmente fuera de mi. La comida y la enfermedad podrán con mi voluntad momentáneamente, pero siento que no puede con mi alma, ya que yo deseo la abstinencia y la recuperación con más fuerza que nada en esta vida.

Aun en recaída, y con comida en las manos, he estado pensando en Oa, en el programa y en parar, y lo he logrado, he tirado comida a medio comer pensando que me estaba haciendo a mi mismo un favor. He sentido que mi propio cuerpo rechazaba esa comida por que me sentaba mal. Y luego dios me ha respondido y me ha puesto donde tenia que estar camino de la recuperación mediante llamadas de compañeras de Oa. Y como no de cada recaída he aprendido, y de esta saco lo siguiente:

-No puedo probar solo un poquito de mis alimentos compulsivos, o acabara atracándome antes o después.

-No puedo probar líquidos que lleven azúcar, por mucho que piense que es psicológico, el azúcar también tiene su factor físico y adictivo.

-No puedo aislarme ni relajarme en el trabajo de mi recuperación. Necesito un plan de acción, dedicar todos los días una hora a Oa, y poder llamar a diario a las compañeras.

Cada recaída tiene su mensaje y su consiguiente vuelta al camino, que cada vez me ha acercado más. Deseo con esperanza y ruego para que cada recaída que me recuerda mi fondo, me acerque mas a mi recuperación y me lleve a decir que hace años que no recaigo y que estoy con los vencedores, con los que se están recuperando, lugar en el que ya me siento y en el que quiero quedarme aun mas si cabe, y mejorar mas aun.