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jueves, mayo 31, 2007

Mi historia con la comida (actualización y 2)

[...]Esta semana santa de 2007 he recaído. Y que. No pasa nada. No me culpo por ello. Estoy enfermo. Sigo viniendo. Sigo adelante. Aprendo de mis errores. Analizo por que he recaído y pongo medios para que la próxima vez no me vuelva a pasar.

Unas amigas me propusieron viajar conmigo en las vacaciones de semana santa a mi ciudad, por que tenían ganas de echarse unos días de playa. Yo dude inicialmente, pero al final dije que si inconscientemente. En parte echaba de menos mi ciudad, mi tierra. Me prepare espiritualmente lo mejor que se. Me lleve mis libros, medite. Avise a mis compañeros o compañeras a donde iba. Pero como ya he dicho antes, recaí.

Ya me ha pasado antes en las mismas circunstancias. Casi 6 meses de abstinencia. Finalizando el 4 paso de oa. Viajo a mi ciudad y recaigo. Parece una ecuación, una circunstancia mística en la que se dan estos factores. Pero irónicamente parece que dios me esta diciendo que si voy allí me la juego y recaigo, es como si una voz murmurara, no vayas, no vayas.

El primer día que estaba en casa de mi madre otra vez. Me encontré con comida especialmente preparada para mí, y una pequeña ración de un alimento dudoso que había pasado a compulsivo. Me lo comí por no llevarle la contraria a mi madre. Pero ya se sembró de nuevo en mi interior la semillita de la compulsión.

El segundo día de estar allí, tuve un compromiso social, el rodaje de una película. Me lleve mi comida, me Salí del rodaje para comer. Pero me salte a la torera uno de los lemas de oa: “ni demasiado hambriento, ni demasiado cansado”. La noche antes del rodaje había dormido 4 horas por que tuve que llevar a mis amigas de juerga como buen anfitrión. Con solo 4 horas de sueño en el cuerpo y un desayuno abstinente me fui para el rodaje. Estaba cansado. Me pusieron el disfraz y bueno estuve todo el día haciendo ejercicio. Que si corre para acá, que si rueda para allá. En fin es lo que tiene hacer de extra en una película (aunque la película sea no comercial y hecha por unos amigos). Normalmente, mi plan de comidas esta ajustado para poca actividad física, ya que mi trabajo es muy sedentario. Trabajo sentado y sin apenas moverme delante de un ordenador. El sueño y todo el ejercicio acentuaron mi cansancio. Y además, me abrieron mucho el apetito. Me comí mi comida abstinente que llevaba conmigo pero apenas me tapo el hambre. Me sentía muy hambriento, hambre física, no emocional.

Cuando llegue a casa de mi madre estaba solo. Mi familia no estaba. Aquella casa tiene una barra americana, es decir la cocina no tiene puerta y da al salón. Agotado físicamente, y hambriento, vi toda la cocina llena de alimentos compulsivos. No me tocaba cenar hasta unas horas después. Comí un poco. Intente parar. No pude. Seguí comiendo. Aquella cocina que tantos y tantos atracones me ha visto darme, volvió a ser escenario de un nuevo atracón. Extrañamente tenía la cabeza muy fría, por que ha sido una recaída desde el punto de vida físico. Puro hambre. No fue por usar la comida para tapar mis emociones, sino para tapar hambre y cansancio. Y esto creo que fue la primera vez que me ha pasado, por que hasta ahora yo siempre he usado la comida como anestesia ante mis emociones. Me entere de todo, podía pensar, sabia lo que estaba haciendo. Pero no podía parar.

Fueron 4 días de locura. No me sentía deprimido. Ni culpable. Pero ya no sentía la alegría ni la fe que tenia días antes de ir a mi ciudad de nuevo. Eso si, comí alimentos que hacia mucho tiempo que no comía. Y me vi haciendo cosas que yo nunca antes había hecho. Planear atracones. Gastar mucho dinero en comida compulsiva en supermercado y tirarla luego a medio comer. Cuando tire toda esa comida, me decía: “hazte un favor, aleja toda esa comida tan dañina de ti.”

Esta vez que fui a mi ciudad no me lleve mi coche. Con lo que tenía que moverme en trasporte publico. Por lo tanto tenía que llevar dinero suelto en el bolsillo. Por desgracia tampoco vendían allí abonos de trasporte público. Yo con dinero suelto en el bolsillo soy muy peligroso para mí, por que puedo tener la idea de comprar cualquier cosa compulsiva para mí. Así que mi enfermedad aprovecho para salir a flote y querer yo gastar todo ese dinero de sobra en mi bolsillo para prepararme atracones.

En cuatro días de recaída engorde casi 5 kilos, a una velocidad pasmosa.

Pero fue irme de casa de mi madre, volver a donde vivo ahora, y coger de nuevo la abstinencia. Esta recaída me ha hecho ver muchas cosas. Muchas de ellas las había escuchado en el programa y las he visto cumplidas en mí. Como que la enfermedad sigue avanzando aun estando abstinente, por que esta recaída ha sido mucho más fuerte que la anterior, que solo fue un atracón, esta vez han sido 4 días de locura.

He aprendido que aun tengo muchas heridas abiertas que tengo que trabajar, y que si estoy lejos de ellas puedo mantenerme estable, pero volver a los lugares donde esas heridas vuelven a mi cabeza hacen tambalear mi abstinencia y mi recuperación. También he aprendido que allí la voz de la comida se hace más fuerte en mi cabeza, y que yo no puedo controlar ni decidir sobre viajar allí. Ha sido como si dios de una manera misteriosa me dijera que no viaje allí o recaigo. Si allí la voz de la enfermedad se hace más fuerte, necesito que cuando vaya allí la voz de oa sea más fuerte, por lo tanto solo podré viajar allí, no cuando ni como yo quiera, si no cuando dios quiera, es decir cuando en mi ciudad haya convenciones o eventos de oa. Y además he aprendido también que no debo alojarme más en casa de mi madre, por que soy impotente ante la comida que hay allí. Además allí la enfermedad se hace más fuerte, y la ingobernabilidad de mi vida se hace más fuerte, por que la vida se me acelera. Todos mis amigos quieren verme. Todos quieren quedar para ir a comer o cenar. Y el tiempo vuela.

Además he notado como la comida hace que vuelva poco a poco al estado mental en el que estaba antes de llegar a oa. Me desconecta de mi serenidad, de la tranquilidad, de la alegría de vivir que sentía. Así pues eso me convence que necesito estar con la cabeza conectada al programa, por que si no se me olvida de que soy comedor compulsivo y quiero vivir como antes. Y para eso necesito mis tres reuniones semanales, que cuando viajo me pierdo. Y necesito quien me apadrine con un estrecho contacto diario para estar en constante trabajo del programa y no dejar que la voz de mi cabeza gane terreno y de paso a la enfermedad.

Pero en el fondo creo que debo sentirme afortunado, por que la recaída no ha logrado llevarme a la depresión. No ha hecho que abandonase OA. Y he podido vivir este año la mayoría del tiempo libre de la compulsión por la comida, cuando el año anterior estuve casi todo el año en recaída. Cada recaída me ha hecho acercarme más al programa, y ahora tengo mas ganas que nunca de seguir trabajando por mi recuperación.

Paso un mes. Se me presento un viaje al que yo había dicho inicialmente que no iba a ir por tema de dinero, pero finalmente me invitaron y no pude decir que no. En este viaje me acompaño la que hoy día es mi pareja.

Los viajes me descolocan, hacen que los pilares de mi abstinencia se tambaleen, y además provocan en mí una serie de emociones que hacen que pierda la serenidad. También en la incertidumbre sobre lo que voy a comer y cuando lo que me lleva a la recaída.

Ese fin de semana recaí también, y me di cuenta que no podía parar, que necesitaba un padrino, y que baso mi abstinencia en tener excusas, coartadas, motivos para no comer, por que yo siempre quieren comer si me dejo y me escucho a mi mismo.

Fue volver del viaje y el lunes ir a una reunión y gracias a dios volver a estar abstinencia.

Pero ya no era igual, me estaba desconectando del programa de oa. Había perdido la paz y la espiritualidad. Cierto es que los atracones no me hicieron hundirme, pero los viví con la cabeza totalmente fría, dándome cuenta de todo lo que hacia, queriendo parar, y no poder, como si estuviera poseído

A la semana de este viaje, mi pareja vino a cenar a casa para estar conmigo. Ella sabe de mi enfermedad y de oa, pero es una comedora normal. Ella normalmente trae su comida, por que tiene otra forma de comer totalmente distinta que yo le respeto ya que ella me respeta y tolera a mí.

Pero aquel día, en un descuido ella olvido en mi cada un alimento compulsivo que cuando volví, yo me lo comí.

Me asuste de verdad, por que de 6 meses, había pasado a 1 mes y luego a 1 semana. Los tiempos de abstinencia iban a la inversa, ya que ese camino pero al revés lo había recorrido al principio de entrar en oa. Lo siguiente que me quedaba era la recaída total. Tenía que hacer algo, no podía dejarme llevar a la recaída total. Ya había estado allí y no quería volver a ese infierno. Medite y pensé en dios, y este me mostró la solución.

Hable con ella, y ya no se dejara nunca más alimentos olvidados en mi casa, pro que sabe el daño que me puede hacer. Ella puede traer lo que quiera y comérselo, a condición de que no me ofrezca y luego se lo lleve. Tengo un gran apoyo en ella por que me ayuda mucho ya que me comprende, aunque como dice en los libros muchas veces las parejas de alcohólicos piensan que con amor pueden curar la enfermedad y se que ella piensa eso. Yo se que no, por que soy adicto a la comida hoy, y mañana y a la otro día, pero ahora tengo un motivo mas para vivir. Uno muy importante.

He cogido un padrino y he empezado otra vez desde cero. He vuelto al punto de partida. Tengo tan asimilado que si recaigo sigo adelante, que la respuesta ante una recaída, ante comer algo compulsivo, me sale automática. Voy al grupo, llamo, escribo y no dejo de seguir adelante. Una recaída para mi es algo muy delicado, pero no es el fin. No tengo que hacerlo todo perfecto, pero no tengo que dejarme llevar, simplemente lo hago lo mejor que puedo.

Ahora llevo otra vez un tiempo abstinente, y sigo trabajando por seguir viviendo lo mejor posible. Mi nuevo padrino me esta ayudando mucho con una nueva manera de trabajar el programa que desconocía, y también me he dado cuenta como soy muy sensible además de empatico y absorbo las emociones de los demás, sobre todo las que son negativas. Y por eso necesito tener mi mente conectada al programa mediante la fe en mi recuperación y mi poder superior. Las actitudes enfermas de personas que no saben relacionarse unos con otros y lo hacen haciéndose daño a mi me afectan y me duelen sobre manera y me llevan a recaer.

Eso es lo que me ha enseñado esta serie de recaídas, eso y que necesitaba apadrinamiento urgente. Y aquí estoy, trabajando otra vez con más ganas que nunca, y dando gracias por cada segundo de vida que he podido arrebatarle a la enfermedad.