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domingo, julio 09, 2006

Recaída emocional

Últimamente me encuentro fatal. Me cuesta vivir. He dejado atrás la fase del inicio de la abstinencia. Ha sido para mi un estado en el que dejado de destruirme con la comida, que me dio un soplo de aire fresco, y me dio la libertad de vivir libre, alegre por haberme sacado el yugo de los atracones continuos. Podía pensar, y tener esperanza.

Ahora tras 3 meses largos de abstinencia ese estado de inicial euforia por estar libre de la comida ha pasado y me encuentro frente a lo que yo llamo una recaída emocional. No he caído otra vez en la mala comida y los atracones, pero me siento fatal.

Es complicado de explicar pero creo que se por que es. Verlo todo así de claro es la señal de que la serenidad esta en mi.

Lo primero de todo es que al haber alcanzado la meta de mi peso objetivo me ha venido encima la idea de que ya no quiero bajar más de peso o entrare en lo que puede ser anorexia. Así que me planteo el tener que cambiar mi manera de comer, mi plan de comidas, para meter cosas que se que me son necesarias, para mantener un peso estable de 70 kg y también para el funcionamiento de mi organismo como vegetariano.

El miedo es que meter esos nuevos alimentos (voy a evitar nombrarlos) puedan despertar en mi otra vez el habito adictivo de usarlos para cargar en ellos mis emociones. A veces puedo comer algo de una manera (picado o usado como condimento en un plato) pero no puedo comerlo a granel directamente de bolsa. Y se que necesito ese alimento x pero mas que ese alimento para mi es peligroso la manera de comerlo.

También, mi enfermedad como comedor compulsivo me engaña. Me hace creer que cuando llegue (que ya he llegado) a mi peso objetivo la vida será de color de rosa. Todos mis problemas se solucionaran y aparecerá alguien en mi vida que me querrá.

Y eso es falso. Mi vida sigue igual. Yo no voy a ser mejor o peor por que pese más o menos. Esto es como una especie de chasco. Por que me he quedado ¿y ahora que? Es uno de los síntomas de mi enfermedad el asociar mi físico a mi felicidad, y es algo que tengo que disociar. Por que es peligroso.

Pienso, vale has perdido x peso, pero sigues teniendo barriga lo que tienes que hacer es pulírtela y convertirte en un cachas de gimnasio para que las tías te adoren. Es decir caer en el culto al cuerpo. ¿Pero es ese mi objetivo? Considero eso peligrosísimo. La adicción al ejercicio físico no es más que otra forma de la enfermedad de manifestarse. He llegado a la conclusión de que más que hacer ejercicio para tener un cuerpo perfecto lo voy a hacer para estar sano y para divertirme, ergo si un deporte no me divierte no lo voy a hacer. No quiero caer en la adicción de 4 horas diarias de ejercicio. MI objetivo no es tener un cuerpo perfecto para ser feliz, mi objetivo es ser feliz directamente, estar bien conmigo mismo y aceptarme. Quiera o no quiera llevare siempre en mi cuerpo las marcas de todo el daño que le he hecho a mi cuerpo durante tanto tiempo con la comida.

Así que esto me ataca directamente a la autoestima. No puedo ver a un chico a pecho descubierto. Me destruye la moral. Por que el sentimiento de impotencia y envidia es tal que destruye toda mi autoestima.

Es verano. Por todos lados hay chicas guapas, y parejas. Y yo estoy solo. Eso me destruye la moral, me hace creerme menos hombre. Soy incapaz de atraer a una mujer que me atraigar. Eso me ataca la hombría y la autoestima. Para mas desesperación, todas mis amigas, o se van de tras de otros, o se lían con cabrones que las maltratan emocionalmente. Ninguna parece tenerme en cuenta como hombre. Parecen negar que soy un hombre. A veces parece que soy trasparente como hombre, que no tengo ningún atractivo.

Y eso después de haber luchado tanto para llegar al peso en el que estoy me duele, por que pienso que todo el camino (que no ha sido fácil) ha sido para nada.

La soledad es así. Me duele en el alma a cada bocanada de aire. He dejado atrás una ciudad donde era muy conocido y donde podía tener cosas que hacer con cualquier persona fácilmente. Aquí soy poco más que un desconocido y verme solo un fin de semana, metido en casa pues me duele.

La soledad también va unida a mi falta de cariño. Creo que tengo una carencia de cariño desde niño. Mis padres no se querían así que eran incapaces de querernos a mi hermano y a mi. Luego en la adolescencia no tuve los típicos amores que tienen todos los adolescentes. Y ahora esa carencia intento suplirla con las mujeres. Intento encontrar a alguien que me quiera. Mi sueño es crear una familia para tener la ilusión de lo que no tuve de pequeño. Y lo veo tan lejos, tan difícil que la soledad me martiriza.

Además los juegos emocionales de las veinte añeras de hoy me destruyen. NO puedo someter mi dañado sistema emocional a semejante montaña rusa de sentimientos. NO lo soportaría.

El milagro es que este pasando por todo esto sin recurrir a la comida. Normal que este jodido. Tengo derecho a estar hecho una mierda, a sentirme triste. A llorar tirado en la cama, en el metro. A pedirle a dios que me ayude.

Una compañera me lo decía, que es todo un logro para mí pasar por todo esto y no estar dándome atracones a cada paso para mitigar el dolor. Tengo que darle la razón, y las gracias por hacérmelo ver. Vivir hundido en la comida es la muerte en vida, pero vivir duele y vivir sin usar la comida para mitigar el dolor de la vida, también duele. Pero por lo menos soy yo y sigo vivo, aquí y adelante.